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El pasado 24 de agosto marcó dos momentos históricos para Ucrania: por un lado, los 31 años de su independencia y, por el otro, los seis meses de la invasión rusa. El orgullo de saberse una nación independiente desde 1991 frente al dolor de tener que confirmar ese hecho con un conflicto al que no se le ve final cercano.
Convertida ya en el arquetipo de la guerra del siglo XXI, hay una conclusión que resulta clara a ojos de los analistas: para enfrentar este tipo de batallas desiguales, en las que un agresor de la magnitud de Rusia ataca a una nación en inferioridad de condiciones bélicas, tienen que abrirse varios frentes de lucha; por eso el mundo occidental ha tomado a la vez medidas militares, financieras y tecnológicas. Pero conseguir los efectos deseados puede requerir un trabajo de años y la pregunta inmediata es cuánto y hasta cuándo se puede aguantar.
Según The Economist, desde hace 40 años no se veía un conflicto económico tan feroz. Sin embargo, las sanciones impuestas aún no se sienten en Rusia, y habrá que esperar por lo menos hasta 2025 para ver los resultados. Y aunque Estados Unidos y Europa están totalmente comprometidos, los embargos parciales no se han puesto en práctica en 100 países debido a la dependencia que muchos tienen de los rusos. O en el caso de quienes cerraron sus negocios en Rusia, por ejemplo H&M e Ikea, reabrieron en julio para vender el inventario y cerrar definitivamente. Todo requiere de tiempo.
Así que, por ahora, la situación se prolonga y las dos partes se encuentran en una fase de desgaste como bien lo explicó el historiador Lawrence Freedman. El desespero por la llegada del invierno se hace visible: Ucrania necesita avanzar antes de que las democracias occidentales se cansen de entregarle ayuda militar y económica; Rusia lucha por mantener en alto la moral de sus tropas después de cinco meses de marchas y contramarchas. El curso que siga esta guerra dependerá de qué lado logra renovar sus tropas primero. Ambos países juegan a ver quién resiste más, mientras muchas vidas se pierden en el camino.
Los datos que alcanzan a recopilarse muestran un panorama desolador. Según Acnur, hay más de seis millones de refugiados ucranianos en diferentes países europeos. Cuatro millones de personas han regresado a un destino incierto, y entre los que se quedaron, la ONU tiene documentados 7.500 civiles heridos y al menos 5.550 muertos, entre ellos más de 300 niños y niñas. Pero tanto el gobierno de Ucrania como otras fuentes elevan el balance de muertes civiles muy por encima de las 10.000.
Las cifras del lado ruso no son claras debido a la censura en la información, aunque se intuye que son altas. Rusia perdió entre 37.400 soldados, según el cálculo ucraniano, y 25.000, según dicen analistas basados en los datos oficiales rusos. Se supone que otros 30.000 fueron heridos. Cualquiera sea la cifra, es un recuento macabro que incluye violaciones y abusos de derechos humanos, así como del derecho internacional humanitario.
Fuera de este alto precio en vidas, hay otros costos que se deben valorar. En el caso de Rusia, su ejército ha sido humillado y diezmado, ha recibido duras sanciones y ha experimentado una fuga de talento humano que difícilmente recuperará, pues se cuentan por miles los que han confirmado el tipo de autocracia en la que viven.
Europa comienza a sentir los grandes daños indirectos y se prepara para tiempos difíciles que van a exigir mucha unión, pero seguir operando en modo de crisis por mucho tiempo puede llegar a resquebrajar la solidez de sus decisiones. Los sacrificios que se le plantean al ciudadano europeo del común en los meses por venir constituyen toda una prueba de solidaridad que está por verse.
Paradójicamente, frente a la violencia de estos meses y a la intención de dividir al pueblo que ha tenido Putin, Ucrania ha afianzado su sentido de nación, y el uso de la lengua ucraniana se ha extendido, pese a que este siempre ha sido un país bilingüe en el que también se habla ruso. El optimismo impregna su noción de futuro: el 92 % de los ucranianos cree que van a ganar la guerra