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La elevada tasa de desempleo de 17,3 %, para el mes de enero y 13 ciudades, fue mucho más alta que lo esperado y sorprendió a los analistas. Hasta ese mes el indicador iba en franco descenso, en diciembre había sido 13,4 %, al mismo ritmo de la apertura de la economía y de su recuperación. De repente aparece ese dato, francamente malo, el más alto desde que se tienen registros.
Un diagnóstico del mercado laboral elaborado por el Banco de la República (Reportes del mercado laboral N°. 17) mostraba esa dinámica que se interrumpió en el mes de enero. Con datos a noviembre, el empleo continuaba recuperándose, luego de su fuerte caída en el primer semestre. Había cambios en la composición del empleo porque se estaban recobrando más rápido los sectores no asalariados e informales.
La ocupación creció más que la oferta y con esto se dio el rápido descenso de la tasa de desempleo, el cual, sin embargo, mermó en los últimos meses, permaneciendo en niveles todavía muy altos. En esas condiciones se esperaba que la tasa de desempleo continuaría decreciendo, aunque a un menor ritmo que el observado en la segunda mitad de 2020. Se pronosticaba, por parte del BR, que la TD nacional se ubicaría en promedio entre 12,5 % y 15,5 % en 2021, con 14 % como valor central.
El dato de enero podría poner en duda esas proyecciones y las de otras entidades en relación con el desempeño futuro del desempleo. Antes, sin embargo, hay que hacer varias consideraciones. No es conveniente, en primer lugar, reaccionar de forma exagerada al último dato y sentenciar que la recuperación se detuvo. Es prudente recopilar más información antes de afirmar que la tendencia cambió y el desempleo va a retomar su camino al alza.
En enero, de otro lado, se registró el segundo pico de la pandemia. A las medidas oficiales de restricción de la movilidad que se decretaron en ciudades y pueblos, se agregó el propio temor de los hogares a salir de sus casas. Sectores como el turismo, transporte, restaurantes y otros servicios se vieron afectados por la reducción del gasto de las familias.
El Dane recordó que el mes de enero siempre es malo para la economía porque se trabaja menos por las vacaciones, aunque si hay algunas actividades que se benefician. Por eso es bueno para el análisis mirar el dato sin ese efecto estacional. El resultado es que la TD de todas formas es la más alta desde que hay registros. El efecto en el mercado laboral de las restricciones y cierres del final de 2020 y 2021 es genuino y no se da porque se esté repitiendo un fenómeno que se da todos los años.
La preocupación entonces es que se llegue a una meseta de alto desempleo, de la cual sea difícil bajar, por los efectos de persistencia que tiene esta variable. En el pasado, tanto en la crisis de fin de siglo como en la de Lehmann, las recuperaciones fueron con desempleo. Este se resiste a bajar. Es una característica estructural de nuestro mercado laboral.
A lo anterior se agrega que no está descartado un nuevo pico de la pandemia, un elemento de incertidumbre que seguirá pesando en 2021, mientras no se resuelva la llamada inmunidad de rebaño. En el mercado laboral las cosas no están claras y hay que esperar más información para ver cómo evoluciona su situación