Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
Varios ejes de acción fueron considerados durante la III Conferencia Ministerial Hemisférica, que sesionó esta semana en Bogotá, pero hubo dos principales: la situación de Venezuela, y una condena sin fisuras a la acción terrorista de la guerrilla del Eln y disidencias de las Farc, que los representantes de los Estados participantes calificaron de amenaza regional.
Hubo un poderoso mensaje simbólico al programar las sesiones de esta cumbre internacional en la sede de la Escuela Policial de Cadetes General Santander, justo un año después del acto terrorista del Eln, que en una acción de barbarie criminal asesinó a 22 jóvenes cadetes (dos de ellos extranjeros). Hubo un merecido homenaje a las víctimas y a sus familias, que repara de cierta forma, por lo menos moral, el agravio comparativo al que se somete tantas veces a estos familiares de víctimas pertenecientes a las Fuerzas Armadas, debido al amparo político e ideológico que sus verdugos obtienen de sectores afines a sus cometidos.
De allí que en la Declaración Final, los 18 Estados participantes hayan suscrito que consideran “como una amenaza a la estabilidad de la región, la acción del autodenominado Ejército de Liberación Nacional (Eln), el cual perpetra actos terroristas y actividades criminales de inaceptable violencia y obtiene financiamiento de origen ilícito”. Firman, entre otros, Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador y Estados Unidos.
Tanto en el comunicado final, como en la intervención del presidente Iván Duque y los trinos que emitió el secretario de Estado norteamericano, Michael Pompeo, presente en la Cumbre, abordaron de forma explícita algo que ya se había denunciado en anteriores ocasiones: la presencia en Venezuela de elementos de Hezbollah, y las amenazas que entraña el amparo que le facilita la dictadura de Nicolás Maduro.
Ese fue el otro eje sobre el que gravitó la cumbre. El presidente legítimo de la Asamblea Nacional del vecino país, Juan Guaidó, quien además es reconocido como presidente interino del país por varias decenas de Estados, aprovechó para apersonarse en Bogotá y renovar un apoyo internacional que le hacía falta, a él y a los miembros leales de la oposición a la dictadura que aún resisten los embates de un régimen que acude a toda clase de conductas facinerosas para acorralar los poquísimos liderazgos que sí tienen legitimidad democrática.
Guaidó está recibiendo apoyos de gobiernos tan relevantes como el de Estados Unidos y Reino Unido -ayer fue recibido por Boris Johnson en Londres-, y se reunirá con Josep Borrell, el representante de Política Exterior de la Unión Europea. Hace algunas semanas, en diciembre, Pompeo dio algunos giros en el lenguaje y habló de “transición negociada” en Venezuela. Los gobiernos han tomado nota de la situación de enrocamiento del chavismo y de los mecanismos que les han permitido, y seguramente les permitirán, seguir controlando los resortes del poder, en primera medida la adhesión -sea por la causa que sea- de las Fuerzas Armadas Bolivarianas.
Maduro convocará elecciones legislativas este año -aún sin fecha precisa-, con el control ya conocido del sistema electoral y asfixiando todo margen de actuación de las fuerzas democráticas. Guaidó se ha ido quedando solo. Ojalá esta gira le aporte oxígeno político y apoyo internacional efectivo para que pueda enfrentar las seguras retaliaciones que ejercerán Maduro y sus cómplices como castigo por haber salido de su país/cárcel .