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Quedó muy claro que el documento (Política para la reactivación y el crecimiento sostenible e incluyente) que se había dejado para comentarios en el sitio web del Departamento Nacional de Planeación (DNP), no representa la posición del Gobierno porque no ha sido discutido por los ministros y jefes de departamento. Como advirtió el director del DNP, el documento es un borrador para llevar al Consejo Nacional de Planeación Económico y Social (Conpes), para que sea discutido al más alto nivel, y es producto de la reflexión de los técnicos de la entidad.
Al respecto, hay que decir que es sorprendente que un documento de esa importancia, que aborda el tema de la reactivación de la economía que, con la pandemia, es la mayor preocupación que tienen los colombianos, se maneje de la forma como se manejó. Un estudio que contiene la visión de un grupo calificado de una de las entidades de mayor nivel técnico del Gobierno queda ahora desautorizado, por lo menos en el planteamiento frente a una eventual reforma laboral. Esta no es, definitivamente, la mejor forma de ambientar una política pública, si eso era lo que se pretendía.
La fuerte reacción que generaron los planeamientos acerca de la reforma laboral que se hace en el borrador de documento, es consecuencia de esa falta de criterio para tratar un tema tan sensible, sobre todo si se tiene en cuenta que existen otros ámbitos donde se está estudiando el tema como la Misión de Empleo. O que este sea un tema que deba discutirse en el marco de la Mesa de Concertación Laboral para que tenga posibilidad de que salga adelante.
De otra parte, en el documento como está concebido, hay varios aspectos que preocupan de la forma como están viendo las cosas los técnicos del DNP. En primer lugar, parece que se quieran solucionar temas de largo plazo al tiempo con la reactivación. El documento se extiende en la consideración de problemas estructurales, todos muy importantes, pero que no se van a poder corregir en este momento. Tiene como propósito loable, por ejemplo, que “la economía colombiana migre hacia una senda de crecimiento más sostenible que la que estaba recorriendo cuando fue impactada por la covid-19”. Surge el problema de querer usar unos pocos instrumentos para alcanzar varios objetivos.
La crisis actual tiene efectos inéditos sobre la sociedad y economía colombianas que hay que entender bien. Aunque en el documento se hace un esfuerzo para ilustrar los choques que afectaron a la economía, hay que profundizar en la comprensión de los mecanismos de su transmisión hacia el mercado laboral y de bienes, y hacia el tejido empresarial.
En segundo lugar, la inserción en la economía internacional queda como un tema pendiente. Hay muy pocas referencias a la forma como se va a aumentar la productividad para que se pueda competir en un mercado mundial deprimido por la pandemia y que además cambió. Para la reactivación es necesario comprender la dinámica actual de los mercados en qué se competiría.
Dos lecciones quedan de este episodio. La primera, que el país espera ansioso una política de reactivación integral y, dos, que los documentos que plasman esa política no pueden darse a conocer antes de tiempo, en otras palabras, sin que se hayan discutido a fondo. Con esa falencia se corre el riesgo de que pierdan su legitimidad, con tanto trabajo y esfuerzo que tuvieron en su elaboración .