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Convencidos de que el mejor programa de asistencia social es la reactivación económica gradual y segura, más que pensar si se abre, lo que corresponde es definir cómo se hace para que no perdamos lo ganado en contención de la pandemia, gracias a la disciplina ciudadana, la vigilancia epidemiológica y la articulación con los diversos niveles de gobierno, la academia y el sector privado.
Las instituciones más serias indican que al término de mayo habremos perdido en Antioquia más de 150.000 empleos, con nefastas consecuencias para la salud pública. La reactivación económica es una urgencia que implicará incrementar los protocolos de bioseguridad y el monitoreo permanente para anticipar decisiones de acuerdo con el comportamiento de la pandemia. Es claro que aumentarán los contagios, pero nos hemos preparado reforzando las capacidades del sector médico e incrementado en un 100 % las UCI. Hemos sido juiciosos en el aplanamiento de la curva de contagios, ahora debemos ser rigurosos en el seguimiento de la reapertura y modelarla de manera segura.
Nuestra prioridad es la defensa y la protección integral de la vida. En eso no cederemos, aunque nos implique sacrificios. Con disciplina social construiremos la ruta y volveremos a abrazarnos.