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El FMI ha comenzado a balancear de manera acertada todos los riesgos que en un principio se veían lejanos pero que han empezado a materializarse poco a poco, conforme transcurre el presente año. Las reducciones de crecimiento en EE. UU. y Reino Unido, que afrontan problemas similares, generan poca confianza en las medidas de política fiscal. Luego de un gran cambio, que vaticinaban las nuevas medidas para mejorar el panorama de crecimiento económico, están resultando ser retos bastantes grandes para estas dos economías.
En el otro frente se encuentra el aumento en las proyecciones de la Zona Euro y China, que demuestran un panorama más alentador pero que no implica ser más dinámico que antes de la crisis financiera.
En Latinoamérica y las economías emergentes, luego del choque petrolero y de materias primas, el balance se muestra más optimista con precios relativamente mayores y más estables en las materias primas. Sin embargo, siguen existiendo riesgos como una nueva caída del precio del petróleo, ya que estas economías aún resultan ser muy dependientes del crudo y aún siguen estando en deuda mejoras en el aparato productivo de cada país, basadas en políticas fiscales sostenibles y una mejora en el comercio internacional, apoyado en el buen dinamismo de la economía mundial.
