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Es un error grave del Eln rendir homenaje a Camilo Torres en estas circunstancias del país, mediante acciones armadas y una campaña militar. El mejor homenaje sería un mensaje de paz, que el Eln salte a las negociaciones públicas con el Gobierno Nacional, que se disponga a abrir la otra mesa del proceso.
Es un momento distinto a aquel en que nació el Eln y Camilo Torres se fue a la guerrilla. Por eso tendría sentido un homenaje no militar.
Estas acciones no le agregan nada de poder al Eln con miras a una mesa de negociación, porque ya todo está decantado entre las partes. Ya la seguridad democrática demostró que las guerrillas no podían ganar la guerra, pero igual que aun con ese esfuerzo militar del Estado tampoco era posible acabar por las armas a las Farc y el Eln. Rendirlos por la fuerza hubiese implicado más costos económicos y humanos que iban a afectar a más generaciones.
Por eso en el Gobierno hay convicción de que la vía es la del diálogo y la negociación. El Eln tiene derecho a un proceso, acompañado por países y organismos internacionales. Debe recibir un trato recíproco, como pasó con las Farc. Pero por eso mismo no hay nada más que agregar y por eso estas acciones militares no aportan nada. Se sacrifican vidas y se expone el Eln a una respuesta militar del Estado.