Pico y Placa Medellín
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Hay que recordar, hay que hacer memoria. Así algunos digan que hay que mirar hacia el futuro y no detenerse en el pasado, recordar no quiere decir que los problemas del pasado no se superen. Para superarlos hay que trabajarlos desde la memoria, es imprescindible comprender por qué pasaron las cosas, qué se ha hecho para superarlas y cómo hay que proseguir para aliviar sus efectos. Esa historia hay que afrontarla.
Si a las nuevas generaciones les llegan estos ejercicios de memoria o no, hay que decir que ellas no son una masa uniforme, algunos sectores se sentirán más concernidos que otros. El debate se debe dar en los planos donde incide, para el grueso de la ciudad de Medellín es cómo desde el exterior se ha visto como la cuna de Pablo Escobar y todos sus crímenes. Y al interior de la ciudad es cómo las estructuras y redes del crimen organizado se han reproducido como parte de la cultura de muchas comunidades.
Lo que uno les debe pedir a las autoridades y a la sociedad civil es afrontar la discusión y crear espacios donde puedan ponerse de manifiesto la manera en que se reproducen comportamientos en la ciudad. La naturaleza de la ilegalidad ha cambiado, hay unos modos locales y otros comunes con una cultura global.