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Con la caída de los precios del crudo en 2015 se le planteaba a la industria petrolera el reto de reducir costos, ganar en eficiencia, ser más asertiva en sus decisiones, para poder sobrevivir a la debacle. Esta fue la tarea que acometió Juan Carlos Echeverry. Para afrontar sus afugias, en sus dos primeros años al frente de la empresa la sometió a una reingeniería, la concentró en su core business, desinvirtiendo en aquellos eslabones de la cadena de valor menos prometedores, logró estabilizar la empresa y la puso a generar caja para poder redoblar sus esfuerzos exploratorios y de producción. Según su más reciente reporte, en el primer semestre de este año su operación arrojó utilidades por $2.2 billones. Uno de los lunares de Ecopetrol en estos últimos años es la preocupante caída de sus reservas. El otro lunar es el de la producción, que se ha visto afectada tanto por los atentados a su red de oleoductos como al saboteo a sus instalaciones.
No deja de ser traumático cambiar de montura en la mitad del río, máxime cuando este es turbulento y peligroso. Echeverry califica a Felipe Bayón Pardo como un petrolero avezado de “racamandaca” y no le falta razón, pues tiene una larga trayectoria de más de 20 años en la industria, la cual junto con su experiencia y experticia le habrá de servir para encarar los retos que tiene por delante la empresa.