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Cualquier hecho de fuerza ilegal contra la propiedad pública o privada no lo comparto, no estoy de acuerdo. Ya el país tiene pruebas de sobra en relación con lo negativo que eso es, tenga el origen que tenga.
Lo segundo es que esto sin duda le hace daño al proceso de paz. Es bien difícil que un proceso, como ese que se está tramitando, puede avanzar en medio de ese ambiente y les da fuerzas a quienes no están de acuerdo. Eso lo debería reflexionar el Eln. Lo que está sucediendo no contribuye, de ninguna manera, no es positiva para nada.
Es difícil calificar en qué está el proceso. Pero es evidente que está tan afectado, negativamente, que está suspendido. Sobre las decisiones que tome el Estado no tengo elementos suficientes como para decir qué hay que hacer. Frente a estos asuntos hay que ser responsable, porque contienen muchos elementos que uno desconoce.
Hay un hecho grueso y es que el proceso con las Farc muestra que esos esfuerzos sí pueden llevar al desarme a quienes desafían con las armas en la mano el monopolio del Estado sobre la fuerza.
Hay que distinguir el desarrollo del proceso, visto con actitud positiva de que avance, y otros que son enemigos del mismo, no importa lo que pase. Hay que distinguir en el debate esas posiciones y cada colombiano asumirá la que le parezca.
