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El efecto de la inversión en infraestructura está comprobado, no solo en Colombia sino en el mundo, a tal punto que la ventaja se puede medir: por cada peso invertido en este sector se presenta un crecimiento de 1.6 pesos de actividad económica, dados los encadenamientos productivos hacia adelante y hacia atrás, según Fedesarrollo.
Es indiscutible que proyectos grandes de otros sectores mueven cifras gordas y empleo, pero conocer su impacto puede tardar varios años, es el caso de las 5G; en cambio la infraestructura, que tiene obras pequeñas y medianas, como las vías terciarias y secundarias, ofrece como ventaja que inicia rápidamente. Además, la infraestructura está repartida en todo el territorio y garantiza la entrada de dinero no solo a grandes urbes, sino que fomenta el crecimiento de la economía.
Así que está probado que el motor de reactivación de la pandemia es la infraestructura, entre otras cosas, porque las obras medianas y pequeñas vinculan mano de obra local y no calificada, así que el efecto es muy virtuoso.
En el reciente congreso de infraestructura, Luis Alberto Moreno, expresidente del BID, y el reputado economista Xavier Sala i Martín afirmaron incluso que la reactivación en este campo puede ser más rápida, con cifras alentadoras para 2021 y 2022.