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Uno de los mayores retos en movilidad que enfrentan Medellín y la región metropolitana es la modernización del transporte público, principalmente los buses no vinculados al Sistema Integrado de Transporte. Uno de cada cuatro habitantes de la región metropolitana usa primordialmente este modo de transporte, que ha reducido su participación en los últimos años. Las razones principales se asocian a la menor satisfacción frente a otros modos de transporte, explicada por tiempos mayores de desplazamiento, percepción de inseguridad de los pasajeros por incumplimiento de normas de tránsito por parte de los conductores, buses en mal estado, además de costos directos del servicio para el usuario que son más onerosos frente a la moto.
El gobierno anterior inició un proceso de modernización del transporte público en Medellín que debía culminar en enero de 2015, pero dicha meta no se logró concretar. De ese proceso, la actual administración retoma el diseño operacional y pone en marcha acciones de corto plazo como los carriles preferenciales, que buscan aumentar la velocidad promedio del transporte público, haciéndolo más atractivo para los usuarios. Lo más relevante en esta propuesta es alcanzar un único medio de pago para todo el transporte público metropolitano: la Cívica. Esperemos que esta vez se cumplan los plazos establecidos y podamos contar con un transporte público de calidad.
