Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
Estamos en un momento de crisis no solo de la Fiscalía, que hace parte de la Rama Judicial, si no en general de la justicia. Por eso el cargo del fiscal general es trascendental.
En las actuales circunstancias no puede seguir dándose lo que se ha dado hasta ahora, una alianza entre el poder jurisdiccional del fiscal y la función política. Por eso debe ser un jurista, no necesariamente un penalista, allí se necesita más un administrador, pues la función penal la desarrollan sus delegados. Debe ser ecuánime, transparente, una persona que entienda el papel fundamental de la Fiscalía hoy en Colombia, un ente con superpoderes que en malas manos sería muy riesgoso al generar la discusión que hoy estamos viviendo, sobre la politización de la justicia.
En mi sentir, de reformarse el actual sistema, la Fiscalía debería dejarse en el poder Ejecutivo, pero desprovista por completo de sus funciones jurisdiccionales. Ahora hay una mixtura, pues el fiscal es funcionario judicial pero proveniente del Ejecutivo, y eso no es sano.
El nuevo fiscal se tiene que ubicar y decidir, si quiere hacer política ministerial, o si cumple función jurisdiccional. A a él le corresponde investigar y acusar a los infractores de la ley penal, no estar dando conceptos sobre políticas públicas.