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El desenlace del proceso de paz es, sin lugar a dudas, la más grande expectativa que tenemos los colombianos para el 2016. Podríamos decir que el proceso va bien. Las Farc han modificado muchas de sus conductas: desminado, cese al fuego y reconocieron que son victimarios. Por su parte el Gobierno los ha tratado bien, ha cesado los bombardeos, ha suspendido la extradición y ha autorizado bombardear grupos paramilitares. Las Farc han encontrado en el proceso una serie de reivindicaciones sociales por las que ellos luchaban. Beneficios importantes del Código Penal. Justicia transicional les da garantías que no van a pagar por sus delitos con penas privativas de la libertad. Y por último, van a participar en política.
En el 2016 habrá mucha convulsión política, va a haber debates, diferencias entre partidarios del proceso de paz y los que no lo son, en cabeza del Centro Democrático. En Colombia no hay enemigos de la paz, pero sí hay muchos grupos y personas que ven el proceso de forma diferente.
Hay serios nubarrones sobre la economía. Hay tasas indicativas que nos preocupan, como la devaluación, la situación fiscal y la inflación. Viviremos una coyuntura económica compleja que puede hacer que muchos de los compromisos que se adquieran en el proceso de paz no se puedan cumplir.