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Uno de los retos más importantes para la ciudad es transformar la estructura de gobierno corporativo de EPM para adaptarla a las realidades de su éxito empresarial.
Con cada nueva transacción que aumenta el valor económico de sus negocios, crece también su complejidad y opacidad. El control ciudadano sobre EPM fue relativamente simple hasta los noventa, pues se trataba de tres áreas de negocio sencillas y casi totalmente centradas en Antioquia.
Sin embargo, la situación cambió con la formación de una empresa multilatina en la última década, asunto que se entiende mejor planteando algunas preguntas a manera de ejemplo: ¿Cómo se selecciona a un gerente de aguas en Chile? ¿Cómo se asigna un contrato para la construcción de una planta de saneamiento en México? ¿Quién compone las juntas de las inversiones en Guatemala? Frente a esta gran escala y complejidad, las garantías para la probidad futura de la empresa no deben residir solo en el nombramiento de un buen gerente general.
Para garantizar el futuro de EPM se requiere fortalecer el conocimiento social sobre su gestión y gobierno corporativo. Esto implica que además de seguir creciendo, el reto de la ciudad debe estar en mejorar el control ciudadano sobre su mayor patrimonio público.