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Fue un día de silencio por don Guillermo Cano, no un minuto como es la costumbre, un día en el que Colombia vivió el recuerdo del periodista sacrificado por defender la patria y sus instituciones (...).
Un día de silencio para reflexionar sobre lo que puede ser un país desinformado, sin saber qué pasa dentro de las fronteras ni fuera de ellas, sin conocer las noticias buenas, ni las malas que ocultaría el gobierno que los enemigos de Colombia pretenden establecer.
Fue una experiencia extraña, desesperante, aterradora, cuando al mover el “dial” de los receptores... nada, estábamos aislados, o cuando al buscar bajo la puerta de nuestras casas el diario que estamos acostumbrados a leer no aparecía. Y por la noche, cansados de la jornada fatigante, buscamos inútilmente los informativos de la televisión. Nada sabíamos, nada podíamos saber de lo que en el mundo había pasado.
Esa es la experiencia de unos medios silenciados. Esa será la Colombia si las fuerzas violentas se imponen.
Ese día de silencio, de la unión de todos los medios de comunicación, demostró que cuando una causa común nos llama, podemos trabajar juntos por esa causa.
