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Me desperté esta mañana (ayer) con esta noticia. Fue un golpe muy duro. No lo puedo creer. Estamos en choque y no salimos del trauma. Nos embarga un sentimiento de tristeza total, porque se trata de nuestro trabajo, el de los futbolistas: estar de arriba para abajo, a veces con circunstancias adversas en un avión. Una tragedia que puede ocurrir con cualquier equipo.
Hay mucha tristeza porque perdí conocidos y amigos. En Brasil pasa lo mismo: un dolor y una pérdida que no se pueden creer ni entender. Hay una movilización general del país, de todos los canales de televisión. Un seguimiento en vivo, incluso pegados de los canales de Colombia.
Desde la mañana hubo desespero, porque incluso se dio alguna información incorrecta. Pero con el paso del tiempo se confirmó la tragedia. Toda Brasil está orando por los fallecidos y también por los sobrevivientes, para que puedan reponerse y volver. Hay mucha solidaridad y tristeza.
Chapecoense es el tema nacional. Los clubes le pidieron permiso a la CBF para prestar jugadores para jugar las fechas del torneo brasilero y que el Chape no descienda los próximos tres años, para que pueda reestructurarse. Es un club pequeño que creció y es un ejemplo. Una gran pérdida de personas y talento.
