Desde la Primavera Árabe que empezó en 2010, hasta la crisis del Euromaidán de Ucrania en 2013; las redes sociales han probado ser un actor importante a la hora de fortalecer las revueltas sociales.
Pero el caso de Turquía fue distinto, porque en vez de luchar contra el gobierno, los usuarios se citaron a las calles para defenderlo de un golpe de estado, a pesar de tener una percepción negativa del 51%, acorde con información del Pew Research Center.
De las redes a las calles
Según Naunihal Singh, autor norteamericano del libro ‘La toma del poder. La estrategia lógica de los golpes de estado’, uno de los primeros pasos para que los golpistas tengan éxito es dar la percepción de triunfo, así sea falsa.
Para esto siempre se ha recurrido a tomarse las estaciones de radio y televisión para controlar el flujo de información.
La gente siempre va a querer estar en el lado “ganador”, por eso controlar las noticias que se publican y dar la idea de que se ha logrado un golpe de estado es primordial: consigue seguidores.
En Turquía, los perpetuadores cerraron vías principales de Estambul y Ankara, las dos mayores ciudades de ese país, se apoderaron del parlamento y usaron la televisión para declarar una pronta victoria.
Sin embargo, su mayor enemigo fue la veloz comunicación que ofrecen los celulares y las redes sociales, y su puesta en escena fue desmentida y combatida.
El momento más importante fue cuando el presidente apareció en la cadena CNN turca por medio de una videollamada de FaceTime e invitó a los ciudadanos a tomarse las calles y defender al “gobierno civil”.
El internet resistió el golpe
Las primeras fotos se conocieron en Twitter y mientras los medios occidentales especulaban al respecto, la conexión empezó a fallar.
Turkey Blocks, la organización que monitorea la censura del internet en el país, reportó un periodo de dos horas en el que hubo interrupción parcial de Facebook, Twitter y Youtube; Instagram y Vimeo siguieron funcionando.
A su vez, las principales plataformas de transmisión en vivo, Facebook Live y Periscope, no sufrieron percances y los usuarios pudieron recurrir a ellas, al igual que Whatsapp, gracias a que las personas utilizaron redes privadas virtuales (VPN, por sus siglas en inglés), para escapar del bloqueo impuesto por los militares.
Las imágenes del presidente hablándole al pueblo turco se hicieron virales en redes sociales y al poco tiempo la gente empezó a compartir fotografías en las calles haciendo oposición a los militares.
Gente de pie frente a las tanquetas, ondeantes banderas turcas en las principales calles de las ciudades, jóvenes sacando a gritos a los golpistas. Foto tras foto, la energía se tornó en contra del golpe y más personas salieron en la defensa de su gobierno.
Un aliado poderoso
El presidente Recep Tayyip Erdogan, conservador y religioso, tiene al país dividido, sobre todo por querer darle más fuerza al islam y buscar una redistribución de la división de poderes, dándole mayor protagonismo al ejecutivo.
Pero él llegó al poder con el 52% de los votos y precisamente esta fue la carta que jugó en el momento del golpe.
En el mensaje que le envió a los ciudadanos les dijo: “El gobierno escogido por el pueblo está en cargo. Ellos no tendrán éxito mientras que estemos en contra de ellos arriesgándolo todo”.
A diferencia de otros intentos de golpe de estado, esta vez el pueblo turco se apoyó en las redes sociales para motivar a las personas a resistirse contra los militares.
“Las redes sociales tienden a la búsqueda de libertades”, señala David Santos, analista experto en geopolítica. “Tienen un porcentaje importante de personas muy jóvenes que tienden a ser más liberales, por lo tanto no le van a hacer eco a un golpe de estado, pues sería contradictorio hacerlo”