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Ha sido un reto y uno de los enigmas más grandes de las ciencias planetarias el entender el origen de los planetas. Sobre todo porque los humanos no estuvieron allí para presenciarlo.
Gracias a una investigación liderada por astrónomas de la Universidad de Chile, la humanidad está más cerca de entender los inicios, pues se dieron hallazgos claves sobre la formación de planetas gigantes, trabajo que fue publicado en la revista The Astrophysical Journal.
Encabezado por la astrónoma Teresa Paneque, de 23 años, y Laura Pérez, astrónoma y profesora de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, el proyecto contó con la colaboración del telescopio ALMA, el Observatorio Europeo Austral (ESO), el Instituto Max Planck de Astronomía y diversos centros de estudio.
La investigación arroja luces sobre el proceso de formación de sistemas planetarios como el Sistema Solar, un terreno que, según expertos, aún contiene muchos interrogantes.
Para abordarlas, Paneque fijó su atención en Elías 2-27, una estrella ubicada a 378 millones de años luz de la Tierra cuya estructura espiral compuesta de polvo y gas sería un “disco protoplanetario”, es decir, de él se formarán planetas.
De acuerdo a la académica de la Universidad de Chile, para la formación de planetas se piensan dos mecanismos principales: primero, la acreción –crecimiento de un cuerpo por agregación de cuerpos menores– de pequeñas partículas que se van juntando; segundo, las inestabilidades gravitacionales, eficientes para formas planetas gigantes.
“Como este disco –de Elías 2-27– está bajo ese proceso, lo que uno esperaría es que estas espirales se fragmenten y formen planetas gigantes. De todas maneras, esto no excluye la posibilidad de que también se formen planetas pequeños”, asegura.
Actualmente, la joven astrónoma, que realiza su doctorado en el Observatorio Europeo Austral, abordará en su primer proyecto de investigación la composición molecular del disco de Elías 2-27.
“Queremos entender cuáles son los ‘ingredientes’ primordiales para formar planetas, conocer su reservorio químico y ver sus diferencias y semejanzas con otros discos protoplanetarios. Esto permitiría también aportar en el conocimiento sobre el desarrollo de la vida en los planetas”, agregó