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¿Cuál debe ser la vida útil de un celular?

Fabricantes hablan sobre las dudas que genera la obsolescencia de la tecnología y los constantes cambios.

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04 de noviembre de 2019
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¿Se imagina que los bombillos que iluminan su casa fueran los mismos de hace 10, 20, 50 o incluso 100 años atrás? Esta misma pregunta se la hizo una niña de tez morena y unos 11 años mientras recorría en bicicleta las calles de Livermore, California (Estados Unidos).

La respuesta la encontró en una antigua estación de bomberos, donde reposa la centennial light bulb, una bombilla que lleva 118 años encendida y que plantea miles de interrogantes respecto a la vida útil de los dispositivos que usamos en la actualidad. “¿Si podemos fabricar cosas que duran, por qué no lo hacemos?”, se pregunta la pequeña mientras sigue su recorrido.

Aunque la anterior es una escena de un comercial, la bombilla de más de un siglo no es ficción: cuando solo llevaba 23 años alumbrando, las empresas General Electric, Osram y Philips, firmaron un documento en el que acordaron que la vida útil de los bombillos sería de 1.000 horas. Luego, en los años 50, se acuñó el término de obsolescencia programada, para hacer referencia a la forma en la que los fabricantes minimizan, premeditadamente, la vida útil de sus productos para garantizar que los usuarios compren más.

Pero el problema de la obsolescencia programada en la tecnología no son los usuarios solamente, también las consecuencias ambientales que acarrean estas dinámicas de consumo.

Según un reporte de Global e-Waste Monitor, en 2016 se generaron 44,7 millones de toneladas de basura electrónica, una cifra equivalente a 6.000 veces la Torre Eiffel. Este mismo estudio señala que solo en Colombia se produjeron 5,6 kilogramos de residuos electrónicos por persona durante el mismo año.

Las cifras son alarmantes debido a que un mal manejo de componentes como el cadmio o el litio, presentes en los residuos electrónicos, tiene graves consecuencias en la salud humana y el medio ambiente. Entonces, ¿de quién es la responsabilidad?

Cuestión de los fabricantes

Mucho se ha debatido sobre el compromiso que deberían tener las gigantes tecnológicas en fabricar productos más duraderos.

Sin embargo, hasta el año pasado fue la primera vez en la historia en la que una empresa de tecnología fue sancionada por obsolescencia programada. En Italia, la autoridad garante de competencia y mercado multó a Apple y Samsung por 10 y 5 millones de euros respectivamente, “por obligar a los usuarios a descargar actualizaciones de software que redujeron significativamente el funcionamiento de los celulares y aceleraron su sustitución”, según dice el comunicado oficial.

Este año, la Organización de Consumidores y Usuarios de Chile (Odecu) también se pronunció. Inició una demanda a Apple a la que se sumaron 150.000 ciudadanos, reclamando que la empresa reduce la vida útil de las baterías de sus celulares.

Respecto a los cuestionamientos de los usuarios en temas de software, Valentín Restrepo, ingeniero electrónico y docente de la Universidad Pontificia Bolivariana, dice que “sí hay fabricantes que incorporan detalles de obsolescencia programada a algunos componentes de sus equipos”.

Pero explica que entre los usuarios existe el mito de que los celulares deberían soportar todas las actualizaciones de su sistema operativo. “No necesariamente es así, la gente cree que es por venderles más celulares, pero ignora que a más desarrollo de la tecnología se necesitan más recursos y teléfonos más potentes”, dice.

Por otro lado, los fabricantes de tecnología argumentan que la vida útil de sus componentes no es un detalle que se pueda planear con antelación y que sus lanzamientos obedecen más bien a las necesidades y peticiones de los usuarios.

Así lo afirma Karen Ruiz, gerente de producto de Motorola Colombia. “Nosotros como fabricantes no tenemos un proveedor específico de batería, ni de pantalla, ni procesador, sino que a la hora de planear un teléfono se mira la oferta que hay en la industria y basado en eso es que se toma la decisión de cuál usar”, afirma.

Este proceso también es conocido como roadmap, el cual según Marcela Perilla, vicepresidenta comercial de Dell para Latinoamérica, es la garantía de transparencia que tienen los consumidores antes de hacer una compra. “Siempre le decimos al usuario: este es el producto que estás comprando, estas son las especificaciones que tiene, en tantos meses va a haber esta salida, en un año esperamos hacer esto. Entonces él tiene la capacidad de decidir”, dice.

Perilla, ingeniera de sistemas de la Universidad de los Andes, explica que un punto importante en el tema de la obsolescencia programada es que antes los avances de tecnología eran muy espaciados, pero desde que se han ido acortando los ciclos de desarrollo, hay lanzamientos cada vez más rápido.

Otra de las soluciones que las empresas de tecnología presentan frente a esta preocupación es la del refurbished, en la que el usuario lleva un antiguo dispositivo a su fabricante para que este haga una gestión adecuada de los residuos electrónicos, reutilice los componentes que todavía sirven y los incorpore en nuevos aparatos. Perilla afirma que la práctica de reutilizar los componentes no es muy común en Colombia, sin embargo, la mayoría de empresas de tecnología tienen disponible un servicio para sus usuarios, con el fin de recibir y gestionar adecuadamente este tipo de residuos.

Marcas, como la holandesa Fairphone, le apuestan a la sostenibilidad desde el momento de fabricación. Sus equipos tienen un diseño desarmable, para que los usuarios puedan reemplazar las piezas que dejan de funcionar correctamente, y están fabricados con materiales reciclados, hasta donde es posible. El fairphone 3, último lanzado por la compañía, funciona con sistema operativo Android 9 y cuesta 450 euros. Sobre la facilidad para conseguir uno de estos teléfonos y su usabilidad, Susana Pérez, diseñadora colombiana, cuenta su experiencia. “Le pedí a una conocida que iba para Europa que me lo comprara, y aunque solo lo tuve un mes porque me lo robaron, funcionó muy bien, como cualquier otro celular”, dice.

¿Estrategia comercial?

Pese a las garantías de transparencia con los usuarios que las gigantes tecnológicas aseguran tener, hay un componente de publicidad y marketing muy poderoso que opera detrás del consumo de nuevos dispositivos.

John Freddy Duitama, Doctor en informática e investigador senior Colciencias, afirma que “las fabricantes tienen una táctica de ventas en la que distribuyen la innovación porque si la gastan toda en un solo lanzamiento, ¿con qué van a promocionar la siguiente? Pero eso no es desleal. El asunto es que yo como cliente tenga una postura más crítica y por lo menos más informada de qué vale la pena”.

Los datos respaldan la teoría de que existen usuarios que cambian sus dispositivos, sin importar si el que tienen todavía funciona. Un informe de julio de este año de Hyla Mobile, especializada en intercambio de software y soluciones de reutilización, dice que la edad promedio o vida útil de un smartphone es de tres años.

Por otro lado, de acuerdo con el estudio Dinámicas de compra en telecomunicaciones, publicado este año por GFK, el 41 por ciento de los colombianos compra o cambia su celular en un periodo menor a un año y el 47 por ciento lo hace entre uno y dos años.

Es decir que la mayoría de usuarios en el país decide cambiar su teléfono mucho antes de que este cumpla sus tres años de vida. Aunque las razones de cambio obedecen a diferentes factores, Duitama explica que “las fabricantes tecnológicas dentro de su estrategia publicitaria tienen la obligación de hacer sentir al usuario atrasado, para que cuando salga una nueva versión el usuario la compre”.

La preocupación de la obsolescencia programada y un consumo desmedido de dispositivos tecnológicos radica en su impacto ambiental. Según denunció la organización británica en pro del medio ambiente Green Alliance, “esto significa que los dispositivos ecológicamente dañinos terminan languideciendo en cajones y eventualmente en vertederos”.

El poder de los usuarios

En el libro Orlando Ayala, el colombiano que le hablaba al oído a Bill Gates, del periodista Julio César Guzmán, este nacional que trabajó en la junta directiva de Microsoft afirma que “una de las grandes revoluciones inevitables es entender que hay mucha más voz y voto del consumidor que en cualquier época de la historia”.

Este es un escenario diferente al que existía en 1924, cuando se firmó el acuerdo entre fabricantes de bombillos. Duitama añade que “uno como usuario se tiene que preguntar: para qué uso mi celular, qué tanto lo uso y si lo que yo necesito funciona bien”.

A fin de cuentas, es una decisión personal hacer un uso responsable de la tecnología y pensar en las consecuencias del consumo desmedido

5,6 kg

residuos electrónicos por persona en Colombia (2016).

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