Transcurrieron apenas ocho minutos después del lanzamiento del satélite español de observación terrestre Seosat-Ingenio y del francés Taranis a bordo de un cohete Vega para que la misión se perdiera por completo. Se debió a una sucesión de errores humanos que llevaron a que se invirtiera la conexión de unos cables en el momento de la construcción del lanzador. El satélite Seosat-Ingenio, considerado el mayor proyecto espacial desarrollado hasta ahora por la industria espacial española, tenía previsto observar la Tierra durante los próximos siete años, aunque llevaba combustible para diez.
Estaba desarrollado para ser capaz de acceder y tomar imágenes de cualquier punto de la superficie terrestre cada tres días, por lo que iba a resultar útil para elaborar mapas de desastres naturales impredecibles, como inundaciones o incendios forestales, así como para ayudar a comprender el cambio climático.
Por su parte, Taranis hubiera sido el primer satélite en observar, durante como mínimo dos años, los fenómenos luminosos y electromagnéticos asociados con las tormentas eléctricas y descubiertos hace unas dos décadas.
Un error
La investigación se encuentra en una fase preliminar, pero, con los datos ya disponibles, el consorcio espacial Arianespace, operador del Vega, dejó claro que no hubo un problema de diseño, sino “una cadena de fallos” en su montaje.
El cohete despegó según lo previsto en la madrugada del martes desde el puerto espacial de Kurú, en la Guayana francesa. Desde su lanzamiento hasta la separación de los satélites iba a pasar una hora y 42 minutos. Todo fue acorde a lo programado durante la primera parte del vuelo, pero “ocho minutos después del despegue, tras la ignición del motor AVUM de la etapa superior, se detectó un desvío en la trayectoria que provocó una pérdida de control del vehículo y por tanto la pérdida de la misión”. El director general de Arianespace, Stéphane Israël, insistió a la prensa desde Kurú que ese problema relacionado con la integración del sistema de activación se justifica por errores humanos de los que se deberá investigar por qué no se detectaron a tiempo.
“Vamos a examinar mejor el fallo. Lo entenderemos, lo corregiremos y volveremos más fuertes después de esa corrección”, añadió.