<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

Juguetes para adultos se alían con la tecnología

¿Qué tan beneficioso pueden ser estos dispositivos para el individuo o la pareja? Expertos comentan.

  • ilustración ELENA OSPINA
    ilustración ELENA OSPINA
03 de febrero de 2016
bookmark

Las posibilidades de la realidad virtual son una mina de oro para diversas industrias, y una en particular ya está sacando provecho de ella: la de la pornografía.

Los primeros juguetes para adultos que se integran con sets de realidad virtual ya están en el mercado y prometen experiencias más cercanas a las reales.

Para conseguirlas, el usuario deberá utilizar una serie de artilugios diseñados para aumentar el placer que se conectan entre sí, en la mayoría de casos, mediante Wi-Fi, bluetooth y distintos cables. Entre ellos están: teléfonos celulares, gafas de realidad virtual, computadores y, por supuesto, juguetes y aplicaciones.

El portal tecnológico Mashable cuenta en uno de sus artículos la asociación entre las compañías Lovense y VirtualRealPorn. En 2015, ambas empresas anunciaron “que trabajarían juntas para integrar las dos líneas de juguetes sexuales con bluetooth de Lovense con una categoría limitada de contenidos para adultos de VirtualRealPorn”, que incluye actores de esa industria.

“La idea básica es permitirle al cerebro ser engañado para que piense que la experiencia es real”, le explicó a Mashable Eddy Olivares, gerente de marketing de Lovense.

El portal lo explica así: “La clave para engañar al cerebro es el uso de ‘háptica’ o retroalimentación táctil integrada en los videos de realidad virtual. Lovense tiene dos modelos: un juguete de sexo masculino (llamado Max) y otro femenino (Nora), que se venden por cerca de 199 dólares y viene con un adaptador inalámbrico bluetooth para sincronizarlo con un ordenador o un teléfono inteligente”.

El juguete masculino simula las contracciones del órgano sexual femenino, y el de las mujeres gira para simular el acto sexual.

Tecnología y sexualidad

Gabriel Jaime Montoya Montoya, médico psiquiatra, sexólogo clínico y profesor de la Universidad de Antioquia, comenta que lo largo de la evolución la sexualidad humana se ha alimentado de las tecnologías que han emergido.

“Primero utilizó la pintura para aumentar la capacidad erótica y recibir estímulos del exterior (majas desnudas de exhibición privada, frescos de la ciudad de Pompeya), luego hizo lo mismo cuando llegaron la fotografía y el cine”, asegura Montoya.

Ahora, aclara el sexólogo, se vive una sexualidad “más de individuo que de pareja”. Tal vez eso explica la búsqueda de estas alternativas para autocomplacerse que están, en la mayoría de los casos, hechas para el uso personal.

En ese caso, dice Gabriel Jaime, que surjan tecnologías como esas pueden beneficiar al individuo que quiere tener experiencias individuales. “De tal manera, personas con gustos especiales, con afinidades en su expresión erótica, van a encontrar en cierta oferta de estos productos la capacidad para poderse conectar con el estímulo que le interesa. En esa medida está bien para cualquiera”.

Así como Lovense y VirtualRealPorn tienen su producto para ese público, otras empresas también han estado trabajando en juguetes que brindan estímulos similares.

Huffington Post cuenta que en 2014 alguien entendió cómo darles inteligencia artificial a muñecas hechas para el sexo; y que a mediados de 2015 una compañía pornográfica comenzó a hacer películas 3D que muestran el acto sexual desde la perspectiva de las estrellas del porno.

“Ahora viene el ‘eyaculador’, un dispositivo que le permite a un hombre ver contenido pornográfico en 3D mientras siente cada toque que sucede en pantalla”.

El juguete se conecta a unas gafas de realidad virtual, una aplicación que hay que descargar en el teléfono y a un control remoto.

Hay que tener cuidado

Todos estos dispositivos, según el médico psiquiatra Gabriel Montoya, son beneficiosos para cualquier persona y pareja, como otros elementos disponibles, entre ellos: imágenes, fotografías y videos de contenido erótico que también pueden disfrutarse en pareja.

No obstante, apunta el médico desde su conocimiento en sexología clínica, “cada práctica tiene una indicación como un medicamento, una dosis, una sobredosis y unas reacciones adversas”.

Según Carolina Londoño Gutiérrez, médica sexóloga de la clínica Cepi, en los últimos años han surgido nuevos comportamientos sexuales, por ejemplo, el gusto por chatear y tener encuentros a través de cámaras de video, tecnologías para autoerotizarse o complacerse en pareja.

“Si el comportamiento enriquece se vale, pero si se vuelve ritualista, compulsivo o una adicción que afecta al individuo o a la pareja, se vuelve una parafilia (patrón de comportamiento sexual que requiere tratamiento en el que el placer se encuentra eb objetos y situaciones atípicas)”, explica la sexóloga.

Gabriel Jaime señala que en ocasiones las personas no hacen una reflexión crítica sobre la utilidad que tienen o no muchos desarrollos en los que está implicada la tecnología.

“El riesgo es que al ser productos que tienen una indicación la persona no sepa qué va a encontrar ahí, y como el vendedor no forma al consumidor, puede que la experiencia no sea tan positiva”, apunta Montoya, y enfatiza en que es difícil que un avance tecnológico llegue a sustituir a otra persona en términos del vínculo afectivo que se genera. Sin embargo, los creadores de estos dispositivos prometen experiencias casi reales.

“Estamos en una sociedad de promoción de las tecnologías, y ese aislamiento que pueden provocar no ha permitido que las personas se acerquen y entiendan su complejidad, por eso, a veces, es más fácil reducirlo a la interacción con una máquina”, concluye el sexólogo.

Por su parte, Carolina Londoño opina que el ser humano ha buscado no solo ver, también sentir y enriquecer sus estímulos sexuales, y mientras pase eso, dice, surgirán diferentes comportamientos sexuales y tecnologías que le brinden a los individúos y parejas otras prácticas.

Jonathan Montoya García

Periodista de la Universidad de Antioquia. Interesado en temas de tecnología y cultura. Disfruto del cine y la música.

Te puede interesar

Las más leídas

Regístrate al newsletter