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Hace algunos años usted tenía novio, amante o esposo; los roles se definían con más precisión. Hoy, dice Alejandro Ibarra, magíster en psicología de la Universidad de Antioquia, las relaciones se denominan de múltiples formas. Se les llama flete, tinieblo, encarrete, pareja o crush.
Dejando de lado cómo lo llame, o el tiempo que duró en una ruptura si generó un vínculo con la persona, usted se preguntará qué tan bueno es ser amigo de su ex.
Él o ella también era parte importante de su vida durante una cantidad de tiempo, y es comprensible querer mantener esa relación de alguna manera. Muchas parejas, ya sean novios o esposos, tratan de seguir siendo amigos después de una ruptura, y agrega Ibarra, solo algunos pueden administrar esta transición con éxito.
De hecho, una investigación publicada en 2014 en la revista científica Computers in Human Behavior sugiere, sin embargo, que en promedio los novios tienden a tener amistades de menor calidad que los amigos que nunca estuvieron involucrados románticamente. Son menos solidarios, menos útiles, menos confiados y menos preocupados por la felicidad de la otra persona.
Esto, tal vez es cierto, para los ex compañeros que no quedaron satisfechos con la relación romántica, y en los casos en que solo una de las partes buscó romper.
Lo importante es que para que una amistad con un ex sea una experiencia positiva y no dolorosa, debería revisar sus motivaciones para mantenerla, incluso esas que prefiere no reconocer abiertamente.
En este texto enumeramos algunos estímulos que pueden no ser los adecuados y le explicamos la razón, con base en lo que expone el magíster Ibarra.
Periodista, científica frustrada, errante y enamorada de los perros. Eterna aprendiz.