La llegada de los Reyes Magos al pesebre en Belén, donde nació Jesús, estaba anunciada con muchos siglos de anticipación.
Lo hizo Isaías, en el Antiguo Testamento, en el capítulo 60, donde predice el arribo de los reyes (no habla de cuántos) para rendirle tributo al Mesías, tema del que también se ocupa el Salmo 72 de La Biblia. Su presencia también está asociada con los tres hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet)
Sobre sí realmente eran magos o no, la teóloga Pilar Pérez, asesora del canal Televid, relata que más que con la magia se asociaban con la ciencia. “Eran personas con sabiduría, científicos. De cierta manera era reconocer al Mesías a través del conocimiento”, dice la académica, que aclara que en las escrituras no se habla del lugar de donde provenían, aunque intuye que venían de Asia y África, que eran los territorios de los que se tenía conocimiento.
La teóloga también cuenta que en el Nuevo Testamento (Mateo fue el único de los evangelistas que narra este hecho) no citan sus nombres, de ahí que Baltasar, Gaspar y Melchor pueden provenir de la tradición popular. “Eran personas sencillas, del común, cargadas de sabiduría”, recalca que también está claro si Baltasar era de tez negra.