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¿Cómo ser un grinch y sobrevivir a la Navidad sin morir en el intento?

Los viajes, las redes sociales, los libros y más son algunas de las alternativas que tienen los no amantes de la Navidad durante estos días de diciembre.

  • En 1957 el Dr. Seuss escribió ¡Cómo el Grinch robó la Navidad!, dándole vida a uno de los personajes más famosos de esta época. Foto: Pixabay.
    En 1957 el Dr. Seuss escribió ¡Cómo el Grinch robó la Navidad!, dándole vida a uno de los personajes más famosos de esta época. Foto: Pixabay.
08 de diciembre de 2022
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Como diciembre se convirtió en sinónimo de época de compras compulsivas, una nueva palabra se anidó en el lenguaje común para referirse a los detractores del consumo navideño: grinch. Un término que le debe todo al escritor y caricaturista estadounidense Theodor Seuss Geisel, también conocido como Dr. Seuss, que se encargó de inventar a un duende peludo, verde y cascarrabias que para hacer infelices a todos durante el día más esperado del año (25 de diciembre), se roba los regalos y los adornos de Villa Quién, la ciudad que habita.

Una acción que vista desde cualquier lente parecería terrible, y que en estas circunstancias deja el mensaje esclarecedor de que el espíritu de la Navidad trasciende lo material, por lo que los regalos y los adornos terminan (o deberían terminar) en un papel secundario. Sin embargo, los tiempos han cambiado, ¿cómo son los grinch hoy?, ¿cómo se comportan?, ¿qué los mueve?, ¿realmente están en contra de las festividades navideñas?

Santiago Alberto Morales, sociólogo, magíster en salud pública y profesor de psicología de la Universidad CES responde que: “Los grinch son personas a las que no les gusta nada que tenga que ver con el ambiente navideño: luces, adornos, encuentros, entre otros, y por eso sus actitudes son de indiferencia y en algunos casos de rechazo, en otros optan por la invisibilización o la crítica, asumiendo la época como un día normal. Además, en su comportamiento tienden a estar solos o a buscar personas que compartan su misma negación a estas festividades”.

Y continúa explicando que muchos asumen estas actitudes por tres razones. La primera tiene que ver con la crianza ya que “no tuvieron a alguien cercano que les inculcara estas tradiciones culturales”. La segunda porque pretenden pasar estas fechas por alto “a causa de alguna pérdida, ruptura o situación traumática que sea dolorosa al recordarla” y la tercera por procesos migratorios: “al no tener a su familia al lado prefieren comportarse de esta forma para hacer menos dolorosa la ausencia de los seres queridos ya que esta es, precisamente, una época de recogimiento y unión familiar”.

Es decir, hoy el término “tiene parte del significado original en cuanto al rechazo al ambiente, pero se diferencia un poco en cuanto a que pueden compartir espacios con personas cercanas en estas épocas respetando las diferencias y las razones que lo llevan a optar esta posición y sin tener una sanción social, un estigma o discriminación”.

Sin embargo, para Juan Moreno, periodista y “grinch irredento”, según su propia denominación, las implicaciones sociales que tiene no vibrar en la misma frecuencia de la gente y de la Navidad son que “lo tildan a uno de aburrido, de antichévere, de amargado, lo hacen a un lado, o lo invitan de mala manera porque como hay que contar con la familia, ‘Igual hay que invitarlo’. Y bueno, específicamente para mí implica un esfuerzo muy grande porque como tengo una pareja, unos hijos, uno tiene que estar ahí, ¿cierto?, así que el esfuerzo de hacer parte de las fiestas es monumental y titánico: ‘¿Cuándo serán las 12 del 24 o cuándo serán las 12 del 31 para salir de esto?, o sea, para irme a dormir´; y el desgaste mental es grandísimo: nunca estoy cómodo en ninguna parte, nunca me siento bien y la amargura crece”.

Un punto en común para muchas personas gracias a que en la actualidad los grinch no adornan su contexto, pero sí respetan a los demás y tienden a compartir algunas reuniones como la de las velitas, los aguinaldos y el Año Nuevo, pues la apertura y el respeto a la diferencia se han adoptado permeadas por los procesos de globalización e interculturalidad: “En esta época que se vive es más fácil ser grinch –comenta Morales–, hay menos sanción social que antes, en aras a la oposición y a la consideración de tomar la decisión del rechazo por lo navideño, la cual se convierte en una de las tantas alternativas que se tienen, por ello, puede ser bien para quien opta por asumir este papel desde sus razones”.

El sociólogo aclara que existen muchas posibilidades para que los grinch vivan este tiempo tranquilamente sin depender de las festividades, por ejemplo, algunas personas deciden irse de viaje, otras se sumergen en las redes sociales para entablar conversaciones con seres con los que comparten sentimientos, otros eligen las múltiples herramientas que ofrecen las plataformas digitales como compañía, otros optan por centrarse más en el trabajo, en la lectura, el deporte o el descanso, y para otros es sencillo decir: “No comparto estas festividades de la Navidad” y que los demás lo comprendan.

Por último, la pregunta a Moreno es ¿cómo sobrevive, año tras año, a la Navidad sin morir en el intento?: “Haciéndome al ambiente, tratando de estar bien, tratando de hacer parte de la fiesta sin hacer bulla, sin bailar porque es que eso no se me da, entonces bueno, me la paso ahí contando las horas, o pensando en otra cosa, o tratando de escaparme a ver una película, o a comer, porque bueno, lo que si me gusta de la Navidad es la comida –cuenta mientras se ríe–, o buscando conversación con alguien afín... trato de pasar las horas poniendo cara de ponqué o cara de descansador de pantalla porque realmente es un trauma, es un esfuerzo enorme el que tengo que hacer para sobrevivir a estas fechas”.

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