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Cuidado con descuidar los cálculos renales

Aunque por sí mismos no son letales, dejarlos sin supervisión y tratamiento puede desencadenar múltiples problemas, algunos más graves.

  • ilustración sstock
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02 de noviembre de 2021
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Si alguna vez ha sentido un dolor intenso en los riñones, en la pelvis, o también fiebre, ardor al orinar, malestar, dolor abdominal y por toda la zona lumbar, molestias que no se quitan por más analgésicos que se tome, es probable que esté sufriendo cálculos renales.

En el mundo alrededor del 13% de los hombres y el 7% de las mujeres los padecen en algún momento de sus vidas según datos del operador médico estadounidense Banner Health y aunque suelen ser molestos y dolorosos, son, en su mayoría, fácilmente controlables.

Además, su prevención suele ser sencilla, señala Neider Cuadrado Jimenez, Urólogo del Hospital San Vicente Fundación de Rionegro. La idea es evitar que se formen o si ocurre que no crezcan mucho y ponga en riesgo el riñón y la salud del paciente.

Si se deja sin cuidados, explica el urólogo, el cálculo podrá crear verdaderas lesiones, normalmente en el riñón, que en algunos casos implica su pérdida, y en otros, no tan graves, lastimarlo seriamente.

Algunas complicaciones no letales suelen ser “infecciones de las vías urinarias a repetición, alteraciones como dilatación de los riñones y los uréteres, daño renal crónico, dolor agudo, sangrado en la orina”, entre otros.

Formación

Los cálculos renales se forman, cuenta Rafael Castellanos, Coordinador de Urología de la Universidad CES, por diferentes razones “por ejemplo infecciones urinarias, hipersaturación de la orina y alteraciones propias del metabolismo de las personas”, pero también inciden factores como la herencia y los antecedentes, Banner Health, por ejemplo, alerta que las personas con cálculos tienen un 50% de probabilidad de volver a padecerlos en el futuro.

Por su parte, Alejandra Pineda Ortiz, médica general de apoyo de urología en Uroclin, explica la saturación en la orina que da origen a los cálculos: “si tienes un vaso con agua y le pones sal para que se disuelva tiene que haber un equilibrio, si tengo mucha sal se va a sedimentar al igual que si tengo poca agua, eso mismo pasa con la orina y los productos de los cálculos”, pequeñas partículas se van a acumular hasta formarlos.

Cuestión de tamaños

Una vez el cálculo se haya producido, este puede medir entre los 2 y 3 milímetros (mm) hasta varios centímetros. Lo curioso, cuenta Cuadrado, es que los grandes pueden ser más difíciles de detectar, porque en algunos casos no generan síntomas como fuertes dolores pélvicos, sino que se detectan por sangre microscopica en orina, por medio de radiografías, ecografías de vía urinarias o tomografías.

Castellanos complementa al decir que “si no generan algún tipo de obstrucción en la vía urinaria no generan síntoma alguno hasta que estos ya empiezan producir daño renal o infecciones que se manifiestan con fiebre, ardor para orinar, malestar, dolor abdominal y en la zona lumbar”.

Dependiendo del tamaño que alcance se hará el tratamiento, dice Pineda, que puede ser por expulsión o con cirugía. Mientras más grande, más invasiva tendrá que ser la intervención. Por ejemplo, para cálculos menores de 7 mm que están en el uréter son candidatos a manejo con terapia expulsiva por medicamento o también existe el procedimiento “litotricia que es para cálculos con densidades más bajas y con ondas se destruyen en pequeños fragmentos, es un procedimiento para pacientes muy escogidos”.

Cuando están entre 7 y 10 mm son medianos, y se usa “ureterolitotomia endoscópica láser”, que es un proceso externo para fragmentar el cálculo en pedazos más pequeños y proceder posteriormente a su extracción. Ya para los que superen los 10 mm, es decir, grandes, se pueden usar procedimientos como la nefrolitotomía percutánea, cuenta Pineda, que vendría siendo una cirugía.

Prevenir su desarrollo

Cuadrado explica que la mejor forma de prevenir el desarrollo de los cálculos es con una buena alimentación, tomando dos litros diarios de agua, ingiriendo cítricos como limones, mientras se evitan las carnes rojas y el exceso de sal en las comidas.

También hace énfasis en que cuestiones geográficas y climáticas favorecen la deshidratación que es otro factor a tener en cuenta para la prevención en la formación y desarrollo de los cálculos.

Así mismo, advierte que la enfermedad tiene dos picos de producción, es decir, que hay dos momentos en el desarrollo humano con tendencia a la producción de cálculos: a los 40 y a los 60 años, dos momentos donde las personas están en plena etapa productiva y por tanto deben hacer un buen cuidado de su organismo para que no desencadene mayores complicaciones.

Sin embargo, Castellanos advierte que “su desarrollo depende propiamente del organismo de cada persona”, al igual que el tratamiento.

50%
de las personas con cálculos reincidirán en algún momento según Banner Health

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