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Ariel Rojo: “Hay que dejar atrás el diseño banal”

Uno de los invitados de Medellín design week, la semana del diseño, medita sobre el futuro de esta industria.

Medellín design week, la semana del diseño en la ciudad,

  • FOTOs cortesía ariel rojo
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  • Ariel Rojo: “Hay que dejar atrás el diseño banal”
  • Ariel Rojo: “Hay que dejar atrás el diseño banal”
22 de junio de 2016
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Ariel Rojo cree que el diseño puede cambiarnos la vida. Y no solo mediante los objetos más cotidianos, como una silla o una lámpara, sino también a gran escala, en las ciudades y los espacios públicos.

Para él la profesión del diseñador (llámese industrial, gráfico, arquitectónico, etc.) es una que tiende a ayudar a la sociedad por vocación, aunque se opone a la visión moderna de que son superhéroes responsables de un sinnúmero de temas.

Su estudio busca que, de una u otra forma, sus diseños inviten a la reflexión. Como ejemplo están el escurridor que simula la frontera entre México y EE. UU., o la lámpara en forma de cerdo de las alcancías con foco ahorrador. En ambos hay, además del diseño, una preocupación por pensar detenidamente.

¿Cómo puede el diseño cambiarle la vida a una persona?

“No vivimos en la selva, sino en una proyección de nuestras mentes. Esta mesa, esta silla, la grabadora y hasta nuestra ropa fueron pensadas por alguien más, y ahora nosotros los usamos. Es decir, vivimos en un mundo objetual. En ese sentido, el desarrollo de estos objetos puede modificar la forma como vivimos. Hay millones de ejemplos puntuales. Por mencionar dos, están el reloj de pulsera, que en su origen permitía a los aviadores mirar la hora, a diferencia del reloj de bolsillo, y la lavadora, cuyo ahorro de tiempo y esfuerzo impactó la industrialización de las sociedades”.

¿Cuáles son los retos modernos del diseñador?

“El mundo se está orientando hacia el desarrollo social. Creo que, afortunadamente, estamos saliendo de la era del diseño banal, muy de los 80 y 90 donde había gran abundancia sin consciencia, y nos damos cuenta de la importancia de temas como el impacto ecológico y social de las cosas. Puedes hacer algo sumamente estético cuyo impacto social sea también positivo”.

¿Por qué dice que los diseñadores son vistos como superhéroes?

“A veces cargamos una serie de responsabilidades que no sé si necesariamente son del diseñador. Por ejemplo tienes la preocupación sobre el uso de materiales sustentables o ecológicos. Es muy bueno que pensemos en esto, pero es algo que no recae por completo en el diseñador, es como si culpáramos a un chef por el maíz transgénico. Tenemos que trascender esto y pensar en soluciones, por ejemplo, que vengan del gobierno. Que se exija dejar de usar un tipo de plástico o pintura que sean tóxicos”.

Una de sus preocupaciones es la relación entre la identidad de un país y el diseño. ¿Por qué?

“Comencé a trabajar el asunto porque creo que tenemos la misma inquietud. (Como en Colombia) definir la identidad mexicana es dificilísimo, como intentar meter una manada de elefantes en un frasquito. En especial ahora cuando hablar de la identidad en el diseño es algo cuestionable. Por ejemplo, los equipos de diseñadores de las grandes casas italianas están conformados por un alemán, un mexicano, un coreano y hasta un colombiano. Entonces, ¿es realmente todavía diseño italiano? Creo que no debemos buscar definirnos como los franceses o italianos: el diseño es un lenguaje que puede usar términos locales o internacionales. Lo más importante entre quiénes fuimos, quiénes somos y quiénes queremos ser es esa proyección a futuro de a dónde queremos llegar”.

¿Qué opina del debate entre la forma y la función, de los objetos bonitos, pero poco útiles, y viceversa?

“Es un tema interesante. Creo que el planteamiento de forma vs. función se da en un contexto muy diferente al de hoy por hoy, en donde en esta carencia de materia hay que buscar racionalizarlo todo. Los aztecas no se preguntaban eso frente a las pirámides: lo más importante es que tenían un significado. Para mí la forma y la función deben de estar implícitos, lo más importante no es lo uno ni lo otro, sino el por qué hacemos las cosas, la justificación, el objetivo o la razón. Si voy a diseñar una jeringa, prima la función. En un florero, tal vez la forma sea más importante”.

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