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Ese nombre que se le olvidó no siempre es mala memoria

Hay factores que influyen en que las personas no recuerden detalles básicos de su vida diaria.

  • Hay momentos en que las personas que no tienen buena memoria, se sienten armando un rompecabezas en su cerebro para recordar. Y a veces es tan simple como prestar atención. FOTO sSTOCK
    Hay momentos en que las personas que no tienen buena memoria, se sienten armando un rompecabezas en su cerebro para recordar. Y a veces es tan simple como prestar atención . FOTO sSTOCK
09 de enero de 2020
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Dos personas acaban de conocerse. Extienden la mano y sonríen mutuamente mientras dicen sus nombres. De repente una de las partes no recuerda el nombre que escuchó hace apenas unos instantes. ¿Le ha pasado?

La memoria funciona de manera irónica. No se comporta como los seres humanos quisieran y sigue su programa: guarda información que se cree innecesaria y olvida otra que se quisiera recordar. Así que si es de los que se queja porque olvida las llaves más de lo normal o porque pierde de vista sus citas y pendientes, es importante entender ese mecanismo en el cerebro y repasar las prácticas que pueden afectarla positiva o negativamente.

¿Qué es y cómo funciona?

Isabel Cristina Restrepo, neuróloga de la Universidad CES, define la memoria en términos generales como “la capacidad de recibir información, codificarla, almacenarla y evocarla cuando necesitemos de ella nuevamente”. Sumado a eso, explica que hay varios tipos, que van más allá de las que se conocen normalmente con el nombre de memoria a corto, mediano y largo plazo.

Restrepo las define en tres categorías: la primera y menos perjudicada por la mayoría de alteraciones o enfermedades se conoce con el nombre de Procedimental, la cual se encarga de los aprendizajes que impliquen procesos, como aprender a montar en bicicleta o leer.

La segunda, Semántica, guarda generalidades como los lugares que conocen las personas o las capitales de los países. Y la tercera, de uso más cotidiano, la Episódica, se encarga de guardar la información relacionada con lo que se vive en el día a día, como qué actividades realizó durante la jornada, qué ropa uso o a qué personas visitó. Esta última es la que se empieza a ver afectada en los pacientes con Alzheimer, una enfermedad progresiva que ocasiona problemas con la memoria, el pensamiento y el comportamiento.

Andrés Villegas, médico con doctorado en neurociencias y coordinador del banco de cerebros de la Universidad de Antioquia, explica que antes de juzgar el problema que se está presentando y de explicarlo, es necesario descartar cualquier patología haciéndose la pregunta de si esos olvidos están generando problemas graves en la vida cotidiana. De no ser así, se puede pasar a observar cuál de los factores identificados por las investigaciones científicas es el que está ocasionando la pérdida de memoria.

La falta de atención

Hay dos factores básicos que la ocasionan directamente: los trastornos psicológicos como la ansiedad, el estrés o la depresión, que pueden influir porque “se está tan disperso en ese sentimiento de pérdida o en esas múltiples tareas que se deben realizar, que no se tiene la disposición de estar atento a la nueva información para registrarla y analizarla”, explica Restrepo, y la falta de sueño, que es un punto importante para tener buena memoria, pues durante las horas de descanso, continúa la especialista, “el cerebro consolida y almacena lo que se aprendió durante el día y, además, prepara el cuerpo para estar receptivo y dispuesto a recibir nueva información al día siguiente”.

Un hecho básico que suele ser la causa más común del problema y que hay que tener en cuenta es la falta de atención. En esto concuerdan Villegas y Restrepo, no se puede pretender recordar algo sin haber estado lo suficientemente atento para que el cerebro tenga tiempo de procesarlo y guardarlo.

Un ejemplo son los momentos en que se realiza más de una tarea a la vez, como ver una película y conversar con otra persona. En este caso, el cerebro solo recordará de la manera adecuada una de los dos acciones o, en el peor de los casos, ninguna. No obstante, aunque se tenga la disposición de estar haciendo una sola tarea, si la persona se dispersa por momentos y se enfoca en sus pensamientos, estará cayendo en el mismo error que lo llevará, nuevamente, a sentir que no recuerda nada. Así que no siempre es un problema grave.

¿Se puede mejorar?

Ambos expertos coinciden en que cualquier enfermedad, trastorno puede rehabilitarse mediante terapia y, en casi todas las situaciones, revertirlo de manera significativa.

Lo primero que debe hacer la persona es verificar que está prestando la atención suficiente. Debe ponerse alerta durante un par de días y observar si tiene la capacidad de concentrarse en las acciones que está realizando y darse el tiempo de entender y asimilar la información para que el cerebro almacene de manera correcta. O si, por el contrario, pierde la concentración en sus tareas inconscientemente.

Después de esto, la neuróloga Restrepo aconseja descansar bien, para procesar la información mientras se está durmiendo y permitir que la nueva sea registrada de manera adecuada. Además, insiste en la necesidad de hacer ejercicio para mantener el resto del cuerpo en forma y prevenir enfermedades que puedan afectar el funcionamiento cerebral.

La especialista recomienda hacer algunas prácticas sencillas a modo de terapia. Puede empezar a escribir un diario en el que haga un recuento de su día a día o leer durante 15 minutos y hacer un breve resumen de la historia para sí mismo. De este modo ejercitará la memoria Episódica. Además, aprender un nuevo idioma puede ser otra de las alternativas, pues, en ese proceso, se ejercita literalmente el cerebro.

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