El año pasado Carlos Alberto Restrepo Cardona, empleado del Banco de Occidente, retiró cesantías para financiar parcialmente la matrícula de su hijo que cursa finanzas en Eafit. “Las cesantías son un gran alivio, me sirven como colchón para pagar la universidad, una cosa maravillosa. Siempre he creído que bien invertidas son una fuente de respaldo. No para gasto personal, porque así se vuelven una caja menor”.
Tatiana Pulgarín, empleada de una empresa privada y afiliada a un fondo de cesantías hace diez años, en 2020 hizo un retiro para financiar la remodelación de su vivienda; al igual que Ariel Agudelo, profesor de un colegio público en La Estrella. Mientras Juan Carlos Cárdenas, empleado de EPM, las usó para amortiguar la deuda de su apartamento.
Como ellos, en Colombia hay alrededor de 10 millones de afiliados al sistema de cesantías, en el que compiten cuatro fondos privados (Colfondos, Porvenir, Skandia y Protección) y el Fondo Nacional del Ahorro (FNA), entidad pública. En el año que acaba de concluir, los retiros de los privados valieron $6.2 billones, confirmó Asofondos, gremio que los representa. La cifra fue mayor en cerca de $300.000 millones comparada con la de 2019. Y en el FNA hubo 609.837 solicitudes por $1.83 billones (8.91 % menos que en 2019).
Pero fue un año particularmente retador para millones de trabajadores en el país, ya que a raíz de la pandemia y las consecuentes restricciones que determinaron las autoridades, la actividad económica se contrajo y las oportunidades laborales se redujeron.
Por ello, el ahorro representado en las cesantías fue para muchos una carta salvadora, máxime cuando el Gobierno, amparado en la Emergencia Económica, Social y Ecológica, mediante el Decreto 488, habilitó otra causal de uso de las cesantías para los afiliados: la reducción del ingreso mensual.
Aprender de la crisis
Los períodos de lento crecimiento económico suelen dejar enseñanzas en relación al manejo del ahorro y, en particular, a la importancia del buen uso de un seguro contra el desempleo como esencialmente están concebidas las cesantías. Y son mucho más significativas las lecciones para el trabajador en una crisis sin antecedentes en 100 años, como la que desató la pandemia, porque deterioró el mercado laboral con la suspensión de contratos de trabajo, reducción de salarios, licencias no remuneradas y despidos.
¿Entonces, qué deben aprender? Consultado al respecto, el vicepresidente Técnico de Asofondos, Jorge Llano Salamanca, indicó que la primera lección es que quienes conservaron las cesantías pudieron estar mucho más tranquilos si se quedaron sin empleo u observaron la disminución de los ingresos laborales, ya que pudieron acudir a ese ahorro, como lo permitió el Gobierno.
En esa misma línea habla el gerente de Negocios Institucionales de la AFP Protección, Juan Carlos Molano, quien anotó que el mayor aprendizaje a raíz de lo sucedido en 2020 es que el propósito superior de una prestación social (las cesantías) les permitió a muchas personas sostenerse. “En una coyuntura como la que vivimos como sociedad, donde las ayudas y recursos han sido vitales para permitirles a las personas seguir a flote, uno de los principales aprendizajes es que el ahorro, la provisión que tengamos las personas y el propósito de una prestación como las cesantías cobran mucha relevancia”.
Asimismo, señaló que en la crítica situación que se ha vivido quedó ratificado que el papel fundamental de las cesantías es servir como seguro de desempleo y, cuando son usadas con ese propósito, constituyen un salvavidas para los trabajadores.
Llano Salamanca cree además que otra lección de la crisis es que el afiliado no debe sobrerreaccionar cuando hay fuerte desvalorización en los mercados. Explicó que, tras la caída en marzo, mucha gente retiró las cesantías y con ello lo que sucedió fue la materialización de las pérdidas. “Eso fue un error, en detrimento del propio bienestar”.
Entre tanto, el director del Observatorio Laboral de la Universidad El Rosario, Iván Jaramillo Sassir, les recordó a los trabajadores en Colombia que “las cesantías tienen una finalidad específica de ahorro y deben manejarse con suficiente responsabilidad”
$355.800
millones fueron los retiros por la reducción del ingreso laboral en el país.