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A nadie le enseñan a ser padre ni madre. La crianza no es una fórmula exacta, cada individuo es diferente, y en tiempos cambiantes como el actual aparecen nuevos desafíos. Uno de ellos, fomentar la autonomía y el autocuidado de los menores.
La pediatra Juliana Montoya González, de Soy tu pediatra IPS, explica que desde el primer año los bebés comienzan a imitar las acciones de sus progenitores, y cerca de los dos años pueden participar de actividades sencillas de autocuidado, cuando ya son más conscientes de su cuerpo.
El ejemplo es la manera básica de enseñarles rutinas, normas y límites. “Los niños antes de los cuatro años aprenden más de lo que ven en los adultos que de lo que se les dice”, afirma Carolina Molina, psicóloga especialista en Clínica y Desarrollo Infantil y autora de Guía para una mamá millennial.
Es clave en ese desarrollo de la autonomía y el autocuidado el respeto por el cuerpo. Por eso, la pediatra Montoya enfatiza en la necesidad de hablarles de manera clara y tranquila sobre el tema: “Podemos enseñarles las partes del cuerpo con los nombres correctos y contarles que su cuerpo es lo más valioso. Que solo ellos pueden tocarlo y cuidarlo”.
La especialista enfatiza en la importancia de confiar en los menores y darles la posibilidad de que hagan las cosas por sí mismos, eso sí, anulando el perfeccionismo. “La desconfianza no es hacia el niño, sino hacia nosotros mismos”, destaca Molina.
La idea es asignarles tareas que puedan cumplir de acuerdo con su edad. “Alrededor de los dos años, que guarden los juguetes es importante, también que se ayuden a vestir. Después de los tres años, que tienen más motricidad, pueden poner la mesa o recoger los platos. En edad escolar es fundamental que hagan sus tareas solos”, dice la pediatra, haciendo énfasis en el momento actual en el que los papás además de teletrabajar están pendientes de las obligaciones del colegio. “Es importante que instruyan al niño en prender el computador, activar el micrófono, no tocar el teclado hasta que indiquen, para que se desenvuelvan bien con la profesora”, agrega.
Finalmente, hay que entender que autonomía no significa dejar que el niño haga lo que quiera, sin normas, sino que estos deben conocer los límites. “Que el niño entienda que hay momentos para descansar y otros en los que toca hacer otras cosas. La autonomía es un proceso que se da de forma gradual, les ayuda a tener la creencia sobre sí mismos de ‘yo soy capaz’. Y esta les permite tener una buena autoestima, crecer más confiados, más empoderados”, concluye la pediatra.