La pirotecnia afecta el oído de los perros y los gatos, lo cual desencadena estrés. Así lo explica la médica veterinaria y zootenista Iveth Higuera Vargas. “Son animalitos muy sensibles a estos ruidos fuertes porque su oído es muchísimo más desarrollado que el de nosotros. Se puede generar un estrés que no entienden y que se ve reflejado en que tiemblan, buscan un lugar para refugiarse y esconderse, jadean, e incluso, en casos más severos, cuando los perritos o los gatitos son más sensibles aún, hay micción, es decir, pueden hacerse pipí, popó”.
Para Alejandra Ramírez, experta en conducta animal y relacionamiento interespecífico, la pólvora es un estímulo esporádico. Explica que las conductas en los animales de compañía se crean a través del estado orgánico y el ambiente. En el caso de la pólvora, dice la especialista, las mascotas pueden tener tres reacciones: parálisis (temblar o desmayarse), huida (salir a correr) y agresividad.
Ramírez señala que los cuidadores deben identificar ese estímulo (el fuerte ruido de la pólvora) y facilitar que el canino o felino lo reconozca de forma tranquila. “Que pueda tener ese poder de solución (...) y viva la experiencia sin que nosotros estemos, como dicen, metiendo la cucharada”. En su opinión, los cuidadores deben evitar reforzar el miedo, aunque la situación también les parezca peligrosa.
“Si el perro escucha el volador, tiembla, y lo primero que hago es cogerlo y apretarlo y, desde el amor y ese punto maternal, decirle: ‘No pasa nada, está todo bien’... Eso, para nosotros, funciona, pero, para ellos, les estamos diciendo: ‘Sí, es superpeligroso, tienes toda la razón de sentir miedo’, y pues obviamente se va volviendo una bola de nieve: la conducta”. Aclara que “no está mal” abrazar al animal de compañía en momentos de crisis, pero que el acompañamiento también puede hacerse a través de actividades. (Lea abajo las recomendaciones).
Con ella coincide la veterinaria. Anota que esa idea aplica sobre todo en el caso de los cachorros y los animales jóvenes. La zootenista sugiere que si se trata de la primera exposición a este tipo de eventos, el cuidador debe estar atento al comportamiento que tenga su mascota.
En ese sentido, recuerda que las reacciones son diversas: “Hay perritos y gatitos supremamente relajados; hay otros que se estresan un poquito, pero lo toman bien, no le dan gran importancia y se calman rápido, y hay otros, los de temperamento muy nervioso o con alguna condición de base, que son los más afectados”.