El combate es fiero, cuerpo a cuerpo, los heridos caen. Hay que retirarlos del ‘campo de batalla’. Y al rescate acuden... hormigas.
Sí, hormigas. No es un combate entre humanos, es de hormigas con termitas y aquellas protegen sus heridos, los retiran del sitio para que no mueran en ‘manos enemigas’.
Científicos presentaron en Science Advances el primer caso de conducta de rescate “no solo hacia individuos heridos sino hacia esos que no están bajo amenaza de muerte”, explicó a EL COLOMBIANO Erik Thomas Frank, uno de los autores, del Departamento de Ecología Animal y Biología Tropical de la Universidad de Würzburg, en Alemania.
Las hormigas lesionadas durante la cacería de termitas son retiradas por sus compañeras, conducta que beneficia la colonia. Son hormigas de la especie Megaponera analis.
El hallazgo se hizo en colonias de estas hormigas en sabanas boscosas húmedas de Costa de Marfil (África).
Como depredadoras de una presa muy defensiva, estas hormigas han adaptado estrategias para maximizar los beneficios de la cacería.
Así, Frank y colegas observaron que algunas scout alertan al nido luego de encontrar un nido de termitas.
Sale entonces un grupo de 200 a 500 hormigas, en marcha como una columna, pudiendo recorrer hasta 50 metros a su objetivo.
En las incursiones contra las termitas, algunas hormigas pierden extremidades o quedan incapacitadas cuando algunas son agarradas por aquellas. Pero ahí entra el ‘equipo de rescate’.
De regreso
Las heridas las recogen y llevan al nido, donde se recuperan y pueden participar en nuevos ataques, a veces tan solo una hora después de haber recibido la lesión.
Si las hormigas regresaran solas, serían atacadas con mayor facilidad por depredadores como arañas, determinaron los investigadores. Un 32% moría en la ruta. Cuando las lleva una compañera, esto no ocurre y la mortalidad en combate se reduce a cero.
El rescate, al parecer activado por las feromonas dimetil disulfuro y dimetil trisulfuro, ayudan a mantener la colonia un 28,7% más grande.
Esta conducta rescatista no ha evolucionado en muchos otros insectos sociales.
“Hay solo dos casos conocidos en los cuales las hormigas son ayudadas. Una es cuando quedan atrapadas bajo el suelo al cavar y cuando son atacadas por un depredador como una hormiga león (no es hormiga sino un insecto parecido a las libélulas). Son casos en los cuales están bajo amenaza intensa (por sofocación o ser comidas)”.
Pero ¿a qué se debe este comportamiento? ¿Por qué evolucionó?
Frank explicó que “esa conducta les permite reducir el riesgo de muerte durante los combates contra las termitas (y por lo tanto los costos de la cacería). Las heridas son capaces de rehabilitarse (se acostumbran a caminar en cuatro patas o se les retiran las termitas) y se vuelven de nuevo miembros funcionales de la colonia. Así esta ahorra la energía para producir más obreras al reusar las heridas”.
No se trata de un comportamiento altruista hacia otros miembros de la colonia, cuidan los heridos porque es un beneficio para esta, recordó Frank.
Y tal como en los combates entre humanos, “si las lesiones son fatales (cortadas en dos) las dejan morir”.
Pese a todo, la tasa de mortalidad es baja, de menos del 1% dice. “Eso también ayudó a la evolución de esta conducta. Cazar una presa que no es capaz de infligir muchas lesiones fatales, aumenta los beneficios de ayudar a las hormigas heridas”.
¡Recojan las heridas!.