Como las personas, que en la cotidianidad producen todo tipo de residuos, las empresas también generan distintos tipos de desechos. Hay diferencias, por supuesto: en los volúmenes, en el tipo de residuos, y en lo que se puede hacer con estos.
No obstante como a las personas, que nos enseñan a reciclar, separar desde la fuente e intentar disminuir nuestro impacto ambiental, al sector productivo también puede decírsele que se preocupe por el tema.
Hay muchas empresas que han visto oportunidades de negocio en esta materia y dan una nueva vida útil a algunos de estos desechos.
Una de ellas tiene un planteamiento interesante: usted puede tener un residuo, no saber de qué está compuesto ni qué hacer con él, ellos entran a analizarlo y, después de una serie de pruebas, les dan respuesta a sus preguntas. Es así como en Cráneo llegaron a los marcadores hechos con tubería de PVC y filtro de cigarrillo.
Una empresa se les acercó y les dijo que generaba, a la semana, 200 kilos de estos filtros limpios, y que quería reutilizarlos de alguna forma. Luego de estudiar la celulosa que los compone le propusieron varias formas de transformar el producto, y una de ellas implicaba usar el filtro como la esponjilla de un marcador.
A la empresa le gustó la idea, pero todavía hacía falta el cuerpo del implemento.
“En un momento consideramos hacer las piezas con plástico recuperado, pero nos encontramos con el problema de la tubería de PVC luego de las demoliciones”, dice Sebastián Agudelo, director de operaciones de la compañía. Y ahí llegó el momento eureka: con la tubería hacen el cuerpo y el filtro administra la tinta, por supuesto, ecológica.
Antes que nada, Cráneo es un laboratorio de desarrollo de productos. Para resumir lo que hacen Agudelo explica que su principal negocio es la investigación.
“Trabajamos directamente con el sector productivo porque queremos llegar a los recursos desde la fuente, a volúmenes industriales, y no al final, donde el aprovechamiento es más difícil”, añade.
Algo similar a los marcadores ocurrió con el caucho, luego de identificar que era un residuo que no se degradaba, a base de petróleo y aglomerantes, que en condiciones normales era quemado o iría a saturar un relleno, y que todavía podía aprovecharse.
Después de investigar determinaron que se podía someter a un proceso de separación, molido, pigmentación y, en algunos casos, horneo, para convertirlo en un producto distinto: caucho granulado de distintos colores, con el que pueden hacerse, por ejemplo, suelos de parques infantiles; o adoquines de diferentes resistencias que pueden usarse como piso en diferentes escenarios. Los usos de este último varían, pero lo incentivan para reemplazar suelos que deban soportar impactos, como el de un gimnasio o un carro que transporte animales.
En todas sus formas es de recordar que se trata de un producto hecho con material recuperado, algo que añade valor medioambiental.
Con estos productos, y otros desarrollos en proceso, el año pasado la empresa logró transformas 80 toneladas de residuos en productos. En lo que va de este año han readaptado 40.
El aprovechamiento de recursos que en otro caso serían basura también puede ser un asunto rentable. Solo hace falta echarle, como Cráneo, cabeza al asunto.