Si bien la empresa Moon Express aclaró que después del primer alunizaje realizaría estudios detallados que prueben la viabilidad o no de extraer recursos en el satélite, la actividad sugiere dilemas éticos difíciles de responder.
Y es que aunque el helio-3 y el platino son abundantes en la Luna, también son limitados, como el petróleo o el gas, y agotarlos podría significar una dificultad futura.
Así lo prevé Álvaro Pardo, director del centro de estudios sobre minería Colombia Punto Medio, argumentando que si ya está confirmado que en los próximos 30 años la mayoría de minerales estratégicos que están al alcance del hombre se habrán agotado, “entonces, ¿vamos a cometer los mismos errores, pero ahora en el espacio?”.
Para Julio Fierro, experto en minería, la licencia otorgada a Moon Express “refleja de manera extrema la codicia humana, la inconsciencia, el cómo la minería, siendo es una actividad de utilidad pública e interés social, choca con que es un negocio, uno de los que más deja recursos, pero a pocos hombres”.
Por la misma línea se expresó el exdirector del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (Ideam), Ricardo Lozano, en columna de EL COLOMBIANO.
“Tarde o temprano nos tenía que pasar, la enfermedad de extraer los recursos naturales de su sistema original para comercializarlos sintiéndose dueños, esta vez fue mucho más allá del cielo. El nuevo pequeño paso en la Luna, donde el hombre repite los errores cometidos en la Tierra, esta vez no será un gran paso para la humanidad”.
Menos radical es Manuel Rodríguez Becerra, exministro de Medio Ambiente , y creyente de que hacer minería en la Luna es “un avance tecnológico de importancia”. Sin embargo, advierte, deberá hacerse “respetando y considerando el medio ambiente de la Luna, así como tendría que suceder en la Tierra”.
En medio del debate, la regulación parece ser una alternativa. Según escribió Rafael Bachiller, director del Observatorio Astronómico Nacional de España, al igual que para los fondos de la Antártida, “es preciso establecer un régimen detallado para el uso sostenible y respetuoso de la Luna, que deberá pensarse ahora como “una reserva natural sometida a una férrea protección internacional que garantice su preservación y su utilización con fines pacíficos, culturales y científicos en beneficio de toda la Humanidad”.