Una dieta balanceada, actividades que no limiten los movimientos de los niños y los juegos hacen parte de las pautas que ayudan a fortalecer músculos y huesos desde la infancia.
Estas tres rutas son las que permiten que el crecimiento de la persona se dé en condiciones adecuadas y se pueda contar con una reserva suficiente, en la adultez, que eviten lesiones y fracturas.
“Lo que hacemos hasta los 20 o 30 años nos permite contar con un el ahorro de calcio adecuado para la adultez. Si yo tengo una alimentación inadecuada en la niñez, no podré contar con ese ahorro”, explica Alejandro Uribe Ríos, ortopedista infantil del Hospital San Vicente Fundación.
“Si el niño no hace actividad física, sino que permanece con videojuegos y no sale al sol, no tendrá el aporte de vitaminas que este le brinda y que son fundamentales para los huesos. Si no hace deporte, no salta, no corre al aire libre, pues los huesos no desarrollarán una resistencia adecuada y siendo adulto tendrá más riesgo de fractura o de otras lesiones”, añade.
Por esta razón, los programas de crecimiento y desarrollo de los niños son fundamentales. Las pautas que se brindan permiten conocer dietas, ejercicios y otros temas claves para que los niños se formen saludablemente,.
Lo fundamental, agrega Uribe Ríos, es que los padres sigan las recomendaciones que se les dan sobre el desarrollo de sus hijos, en actividades físicas y en alimentación adecuada.
Cuidado en el crecimiento
Nicolás Felipe Sanín Campillo, ortopedista de la Clínica Soma, también resalta la importancia de una dieta balanceada.
“En todas la edades es fundamental para el desarrollo pondoestatural (relación talla y peso) y psicomotor. En referencia a los huesos, el consumo de lácteos es fundamental para obtener un buen pico de masa ósea y reserva de calcio para tener una osamenta fuertes en la edad adulta”, dice y sobre la actividad física, resalta las bondades que esta brinda en el crecimiento para ir “adquiriendo la coordinación neuromuscular paso a paso y por lo tanto es algo natural, que no se debe forzar”.
La actividad física se puede dirigir de acuerdo con el grupo de edad y en las diferentes instituciones educativas hay personas capacitadas para ejercitar a los niños según la edad, asegura el especialista médico.
Con una mirada mucho más especializada, Sanín Campillo advierte sobre un punto particular en el desarrollo de los huesos y músculos en la infancia y la juventud: “Con el crecimiento en los niños y adolescentes se debe estar alerta a la aparición de dolor y cojera versus la edad y el sexo; por ejemplo, un muchacho de 4 a 8 años con dolor en el muslo proximal y cojera unilateral probablemente tiene una enfermedad de Legg-Calve-Perthes, que es necrosis vascular de la cadera; el mismo síntoma en un adolescente sugiere deslizamiento de la epífisis femoral. Por lo tanto, a la hora de valorar los síntomas, es muy importante tener en cuenta el sexo y la edad, acudiendo a consulta especializada”, comenta.