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Los dedos de una persona ciega rozan cada uno de los puntos que traduce un silencio o nota musical. En otro lugar, no muy lejos de allí, los ojos de una persona sorda observan con detenimiento los movimientos de un intérprete que le lee, solo con gestos, el cuento El Mago de Oz.
Es posible aprender música siendo ciego y escuchar un cuento siendo sordo. Para lo primero, el músico Julián Navarro desarrolló el Kit Navarro de Musicografía en Braille (disponible gratis en calidad de préstamo en la Red de Bibliotecas del Banco de la República). Para lo segundo, la Biblioteca Pública Débora Arango cuenta con material bibliográfico interpretado en lengua de señas colombiana.
Así, hay partituras que se leen con las manos y cuentos que se escuchan a través de los ojos.
Sonidos no, movimientos
Hay movimientos y gestos que sin emitir una sola palabra narran historias. En la Biblioteca Débora Arango, de forma presencial y virtual, los cuentos pueden escucharse solo con la mirada. Desde 2018, el club de lectura Leer en-seña reúne en un mismo espacio a sordos y oyentes alrededor de la literatura.
El programa nace a partir de una apuesta por la inclusión, comenta Lady Johana Saldarriaga Ricardo, directora de la Biblioteca. “Entendemos la importancia de la igualdad y la diversidad, a partir de ahí nace esta propuesta para la comunidad sorda”.
El club de lectura y el material bibliográfico que se encuentra en la página web de La Débora (gratuito y con acceso libre desde cualquier lugar del mundo) tiene una misma materia prima: el lenguaje de señas colombiano. ¿Cómo funciona entonces la dinámica? Es como tener un audio libro, pero en lugar de audio es contenido visual, una especie de “visual libro”.
Decenas de personas han pasado por Leer en-seña, 15 usuarios de forma permanente. Luz Stella Orozco Martínez es una de ellas. Según cuenta, participar del club significa “entrar en un mundo de comunicación con seres humanos hermosos y especiales”, además de disfrutar de lecturas y exposiciones que se realizan en la biblioteca.
En un mismo sentido, complementa Helena López, también usuaria de este tipo de materiales, “es importante porque me permite encontrar otras maneras de ver el mundo, acercarme a las personas sordas, su lengua y su cultura”.
Malala, Augusto Monterroso, Marta Gómez y Lyman Frank Baum son algunos de los autores que nutren el contenido disponible por ahora en la web. El club de lectura presencial, por su parte, que se realizaba de forma permanente los sábados (antes de la pandemia) cada 15 días, a las 3:00 p.m., planea regresar el próximo año, con mayor fuerza, a mediados de febrero.
Más que oídos, dedos
Escuchando y memorizando es como suelen aprender música las personas ciegas, por la imposibilidad que tienen de leer partituras. Para el entrenamiento auditivo, lectura y escritura musical suele ser fundamental el apoyo de un maestro. Sin embargo, con el Kit Navarro, patentado en el país, el proceso de aprendizaje es más autónomo. Las piezas cuadradas y de no más de 2 cm utilizan el sistema braille para traducir notas al tacto.
El músico profesional e inventor del kit, Julián Navarro, afirma que las herramientas y recursos para el aprendizaje de la música en el lenguaje braille son muy pocas. “Al ver ese panorama fui desarrollando la idea hasta que la llevé a la Superintendencia de Industria y Comercio para hacer la patente”. Haber conseguido una patente significa que no hay otro invento igual en el mundo, esto pese a que el creado se basa en un sistema muy sencillo que ya existía (tan antiguo como el sistema internacional braille, ideado por Louis Braille en 1825).
Es una herramienta didáctica para aprender música siendo ciego. Incluye 26 pistas de audio a través de las cuales Navarro presenta y explica, en cuatro bloques, el contenido del kit, la distribución de las piezas acrílicas, las indicaciones de uso para la creación de estructuras musicales y un glosario que describe con detalle cada una de las piezas.
“Muchas personas se han beneficiado. Hemos vendido unos 60 kits a diferentes instituciones, al banco de La República y a usuarios particulares”. Además, Navarro impartió talleres en el Congreso de Música de Cali (adelantado por el Banco de la República) y estuvo en Cartagena, Barranquilla y Valledupar, acercando a más personas la posibilidad de aprender música. Y ya ha dado saltos internacionales, recientemente enviaron uno a Ecuador y Argentina, y piensan enviar otro a México.
Es posible que el arte y la cultura llegue a más gente, encontrando entre videntes, invidentes, escuchas y sordos distintas formas de acercarse al mundo.