Sudar uno o dos días a la semana está de moda, cada vez más personas que pecan de sedentarismo de lunes a viernes, empatan rezándole al fútbol o a la bicicleta el fin de semana. En alza están los domingos atestados de ejercitadores que escucharon que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda hacer 150 minutos de actividad física a la semana. Si se desglosa la recomendación, hay que tener presente que es de la moderada, no de la vigorosa (ver glosario).
Acelerar su corazón a tope los domingos, y por más tiempo, porque en medio del trabajo o la universidad no le alcanzó para caminatas de media hora por al menos tres días o porque la logística del gimnasio lo desanimó, puede ser perjudicial más que beneficioso, dice Juan Uribe, médico deportólogo de la Universidad CES. Esto por varias condiciones de su cuerpo y porque no parece tener impacto en lo que estos especialistas llaman la “huella de entrenamiento”. Claro que de no hacer nada es mejor pararse del sofá esos dos días de descanso, pero hágalo de una forma conservadora, recomienda Uribe.
Siempre, además, será mejor preguntarse cómo le gusta y debe mover su cuerpo y no dejarse llevar por la corriente de las tendencias de las redes sociales. Tal vez el gimnasio no es para usted, sino que le va mejor bailando o nadando. Encuentre su gusto, para su necesidad.
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Datos que se contradicen
En contraste, investigadores de la Universidad de Loughborough de Inglaterra señalan que las personas que hacen todo su ejercicio en una o dos sesiones sábado y domingo se benefician casi tanto como quienes lo hacen con más frecuencia. En su estudio publicado en Journal of the American Medical Association: Internal Medicine en marzo de 2017 con más de 60.000 adultos de Inglaterra y Escocia encontraron que los “guerreros del fin de semana”, como se les llama, redujeron su riesgo de muerte por un margen similar al de quienes distribuían la misma cantidad de ejercicio durante toda la semana.
“Millones de personas disfrutan haciendo deporte una o dos veces por semana, pero pueden estar preocupados por no hacer lo suficiente”, dijo Gary O’Donovan, investigador de la actividad física y autor del estudio, al periódico inglés The Guardian ese mismo año.
“Encontramos un claro beneficio. Los hace estar en forma y saludables”. En su trabajo, aquellos que alcanzaron el objetivo de actividad física haciendo gimnasia durante la semana tuvieron un riesgo de muerte 35 % menor que los adultos inactivos, con muertes cardiovasculares de 41 % y un riesgo 21 % menor de muerte por cáncer.
Y en estas personas se vieron beneficios sustanciales para la salud si cumplían con el objetivo de actividad física. Su riesgo general de muerte fue un 30 % más bajo que el de los adultos sedentarios, con un riesgo de muerte cardiovascular y cáncer más bajo en un 40 % y 18 % respectivamente.
Es clave tener en cuenta que en su investigación se especifica que los efectos se dan en los que se ejercitan dos veces por semana de manera moderada.
Zaira Basto, médica y docente del posgrado en Medicina aplicada a la actividad física y el deporte de la Facultad de Medicina de la U. de A., asegura en su blog sobre medicina deportiva, que aunque en muchos casos quienes se ejercitan durante el fin de semana cumplen la duración e intensidad de la actividad física, es decir 150 minutos de la moderada o 75 minutos de la vigorosa, no satisfacen otro principio que es el de la frecuencia, según la cual debería distribuirse en la mayoría de días cuando se habla de la intensa y en días no consecutivos cuando se habla de la vigorosa.
Hace unos años esta forma de ejercitarse no era recomendada. Los estudios, como el publicado en 2004 en la revista American Journal of Epidemiology en el que se registra por primera vez el término “guerreros del fin de semana”, no mostraban beneficios y por el contrario se consideraba un incremento en la probabilidad de tener eventos adversos de tipo cardiovascular y osteomuscular.
El asunto requiere tener en cuenta intensidades y predisposiciones. Tanto el deportólogo como el médico internista Jorge Mario Villa López están de acuerdo en que esta actividad intensa incrementa riesgos. Por un lado las personas con problemas de acondicionamiento y sobrepeso son más lentas y menos flexibles, lo que las hace más vulnerables a comprometer su sistema osteomuscular ya que el cuerpo no está acostumbrado a movimientos intensos.
En la práctica clínica, Uribe ha visto lesiones severas en rodilla, cadera y columna en estas personas, situación amplificada, sigue él, por algunos médicos que desconocen el área o que ante la falta de tiempo en consulta y la presencia de dolores en sus pacientes, recomiendan evitar toda clase de ejercicios.
“Lo más adecuado sería que envíen a los pacientes a un especialista que los pueda ayudar a corregir técnicas y en ningún caso contraindicar el ejercicio, ni siquiera ante una fibromialgia. Nosotros podemos ayudar a mejorar las técnicas, a hablarle al paciente de una buena biomecánica para fortalecerse y a indicar qué deportes funcionan o no depende de la condición de cada uno”, agrega Uribe.
Hay alarmas. En algunos casos el sistema cardiovascular presenta síntomas como el dolor, derrame, bloqueos, inestabilidad, y los especialistas aconsejan que el tener solo uno de ellos es suficiente motivo para suspender la actividad y consultar con un médico. En el sistema osteomuscular las lesiones recorren un amplio espectro, pueden ir desde las agudas como el esguince de tobillo, hasta las de sobreuso como en el caso de la tendinitis del manguito rotador del hombro.
Jorge Palacio Uribe, médico cirujano y especializado en medicina del deporte de la Clínica Las Américas, también lo ha visto en su práctica médica y apunta que “la mayoría de los muertos en ejercicio se dan por cargas de fin de semana”.