La velocidad, la última frontera. Viajar de un punto a otro en el menor tiempo posible es la meta que cada vez quieren superar los diseñadores de sistemas de transporte.
Ya en los aviones, el recordado y malogrado Concorde logró la meta de la velocidad supersónica para vuelos transoceánicos.
Ahora el turno es para los trenes. Aunque ya existen los trenes de alta velocidad- cerca de 15 países ya han desarrollado líneas para este tipo de vehículos- el paso siguiente es romper la barrera del sonido.
Y uno de los impulsores de esta idea es Elon Musk, el mismo dueño de Tesla.
En 2013, el magnate y gurú de innovación delineó la idea del Hyperloop: un tren de levitación que se desplazaría dentro de tubos donde la resistencia del aire sería casi nula para permitir a estos futuristas vagones rozar o superar la velocidad del sonido.
Desde entonces, Musk ha abierto su idea a todo el que la quiera recrear y ha creado una competición con fondos para acelerar el desarrollo de conceptos y prototipos cuya respuesta ha superado las primeras expectativas.
En días recientes, la primera de esas empresas, Hyperloop One, que ha atraído más de 80 millones de dólares de inversión inicial, probó en el desierto de Nevada (EE. UU.) el motor de su prototipo de propulsión magnética (algo más parecido a un motor eléctrico lineal que a la levitación).
Aunque solo fueron unos segundos de aceleración hacia un banco de arena que frenó al aparato, este es el primer paso para demostrar la viabilidad del proyecto.