La guerra, sin Estado en medio, provocó lo peor: masacres, millones desplazados de sus hogares, menores reclutados para la guerra y una violencia que penetró el alma del país. Uribe devolvió el control a ese país que parecía ingobernable. Bajo su mandato, se recuperaron municipios enteros, volvió la inversión privada, se crearon subsidios para los que más los necesitaban y Colombia dejó de ser una Nación fallida para convertirse en una prometedora democracia.