Aunque Colombia emite menos del 1% de los gases de efecto invernadero a nivel global, en el último año, particularmente, el cambio climático dio muestra del real impacto que puede llegar a tener en el territorio nacional: escasez de agua en embalses que suministran a Bogotá y que provocó racionamientos durante un año; niveles críticos en embalses de generación de energía que hicieron asomar el fantasma de un apagón; o las afectaciones a la industria agrícola.
Luchar contra las sequías y escasez de agua
En materia hídrica, Sergio Cabrales, docente de la Universidad de los Andes, ha asegurado que, en los últimos 10 años, el nivel de almacenamiento de los embalses en el país “ha disminuido normalmente al 40% durante la temporada de sequía y se ha recuperado hasta alcanzar el 80% en la temporada de lluvias”. Pero alertó que en abril de 2024 se tocaron mínimos de 28,5%.
Una situación atípica y que exige medidas preventivas a futuro. “Lo que parece que está ocurriendo es que, en la medida en que hay más calor acumulado en los océanos, eso intensifica la oscilación o los extremos hidroclimatológicos del Fenómeno del Niño. De manera que pareciera que el cambio climático, aunque es distinto del Fenómeno del Niño, podría llegar a intensificarlo”, se lee en un análisis de Catalina González Arango, profesora del Departamento de Ciencias de la Universidad de los Andes.
Como es de mencionar, en épocas de aportes deficitarios por parte de los embalses y alta demanda eléctrica como -como ocurrió el año pasado-, el Gobierno debe apelar a medidas urgentes como habilitar la energía térmica para atender la demanda o suspender las exportaciones de energía a Ecuador.
Más allá de la generación de energía, el impacto de la aseveración de fenómenos climáticos también lleva a reflexionar sobre cómo se garantizará el acceso al agua, ya no solo en zonas marginadas, sino en todo el país.
Luego de la experiencia de razonamientos por turnos en Bogotá, el alcalde de la capital, Carlos Fernando Galán, dijo que, si bien se superó una de las peores crisis en la historia, definitivamente habrá un cambio de tendencias hacia el futuro pues se deberá “trabajar en reducir el consumo y en las medidas de largo plazo”.
Proteger la biodiversidad
Un informe de GreenPeace, asegura que otra de las tareas para nuestro país en términos medioambientales tiene que ver con las acciones para proteger la biodiversidad.
“Colombia alberga cerca del 10% de la biodiversidad mundial, pero la deforestación, la minería ilegal y la expansión agrícola continúan amenazando hábitats cruciales”, se lee en el informe de GreenPeace, que recuerda los riesgos que enfrentan especies únicas en el Amazonas o el Pacífico.
Por eso, la idea que pone sobre la mesa es un trabajo articulado entre sectores público y privado y la sociedad civil. “Solo con esfuerzos conjuntos se podrá proteger el medio ambiente, garantizar la sostenibilidad de los recursos naturales y construir un futuro en el que las comunidades y la biodiversidad puedan prosperar en armonía”.
Uno de los principales dolores de cabeza es la deforestación. Según el Boletín de Detección Temprana de Deforestación del Ideam, al primer trimestre del año pasado ya se habían perdido 109.000 hectáreas de bosque, superando la cifra de todo 2023.
A nivel regional, la Amazonía fue tuvo los mayores registros de detección de deforestación, concentrando 36%; seguida por la Andina, con 35%; Pacífico, con 14%, o Caribe, con 13%
Por ahora, actual Gobierno se ha trazado la meta de restaurar 753.000 hectáreas en ecosistemas y suelos, especialmente suelos productivos con el sector agricultura. “Pasaremos de 946.217 hectáreas en restauración a 1.696.217 hectáreas al finalizar este Gobierno”, ha dicho el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
Proteger el agro y el crecimiento
Un tercer frente tiene que ver con cómo toda esta situación pega en el campo colombiano, un motor económico que especialmente en el 2024 impulsó la economía. De acuerdo con una publicación de Camilo Bohórquez y Andrea Otero, investigadores del Banco de la República, los meses con exceso de lluvia (Fenómeno de La Niña) generan una caída del empleo formal en los municipios del país del 2,3%, en promedio.
El texto, titulado “Choques climáticos y sus efectos sobre el sector agrícola en Colombia”, indica además que “en contraste, en los meses con escasez de lluvia (El Niño) el empleo formal aumenta en promedio un 1,7%”, lo cual no está acompañado por ajustes en los salarios necesariamente.
Pero para verlo en una escala mayor, un informe del Departamento Nacional de Planeación (DNP) estimó cómo, en caso de no implementar medidas para lograr una adaptación al cambio climático, la principal consecuencia económica para Colombia sería la pérdida promedio anual del PIB de 0,5% hasta el año 2100, equivalente a $3,8 billones por año.
En su momento, la entidad estimó que “el sector económicamente más afectado por este fenómeno es el agropecuario, que tendrá pérdidas de 504.000 millones de pesos al año; con pérdidas anuales de 7,4% en los rendimientos agrícolas”.
Según la exministra de Ambiente, Susana Muhamad, actualmente el país solo invierte el 0,16% del PIB anual para cumplir con las promesas del Acuerdo de París, mientras lo que se demanda en este momento está en el orden de 3 a 4 puntos del PIB. Los próximos años serán claves para adoptar estrategias y que Colombia no quede en el rezago