Todo salía a la perfección. Rodrigo Londoño o ‘Timoleón Jiménez’, máximo comandante de las Farc, se había ganado los aplausos del público después de pedir perdón a todas las víctimas del conflicto “por todo el dolor que hayamos podido causar en esta guerra”.
Minutos antes, ambas partes habían firmado el texto final del acuerdo de paz que se pactó en La Habana entre el Gobierno colombiano y la guerrilla más antigua de América. La gente, batiendo un pañuelo blanco, gritaba a coro “sí se pudo, sí se pudo”.
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“El amor de Mauricio Babilonia por la Meme podrá ser ahora eterno”, estaba diciendo ‘Timochenko’ cuando paró abruptamente su discurso. Un avión de guerra que sobrevolaba el lugar...
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