viernes
7 y 9
7 y 9
Por Samuel Castro
Editor ochoymedio.info
En Twitter: @samuelescritor
A ustedes también les habrán llegado alguna vez esas presentaciones de Powerpoint llenas de fotografías lustrosas, con frases escritas en tipografías grandes y coloridas e incluso musicalizadas con canciones pop, que terminan disparando moralejas aleccionadoras como: sal de tu zona de confort, sueña para que el mundo conspire contigo, brilla porque tú también eres polvo de estrellas. Nada tienen de malo los mensajes optimistas, claro, pero ya que sabemos cómo marcha en verdad el mundo, agradeceríamos que esas presentaciones fueran un poco menos ingenuas (y que tuvieran mejor música). Pues “Tomorrowland” de Brad Bird, viene siendo una presentación de esas sólo que con más presupuesto y con dos horas de duración.
Al comienzo nos presentan a dos narradores de la historia. Frank Walker y Casey Newton, encarnados por un George Clooney que no brilla mucho en el papel y por Britt Robertson, que lucirá perdida durante toda la película, repitiendo sin querer su personaje de la serie “Under the dome”, sólo que sin la parte sexy. Esta dualidad, que podría ser interesante por las diferencias entre las visiones del mundo de una generación a otra (“Cuando yo era niño el futuro era distinto”, dice Walker) se pierde para dar paso a otra, todavía más terrible: de un relato de fantasía nostálgica, con el que comienza la película, pasamos a otro de conspiración secreta, con robots asesinos y todo. Como una aleación entre “El mago de Oz” y Matrix, que nunca cuaja.
Los dos narradores han ido a Tomorrowland, una utopía que luce maravillosa gracias a la fotografía de Claudio Miranda y a un correctísimo diseño de producción, pero que no acabamos de conocer bien porque cuando apenas estamos entendiendo qué fue a hacer Frank Walker de niño a aquel lugar, nos ponen a seguir a Casey por todo el país, en compañía de la verdadera revelación de la película, la fantástica intérprete infantil Raffey Cassidy. Ella, con apenas cuatro largometrajes en su currículum, llena a su personaje de todos los detalles de actuación que le hacen falta a los demás, incluso a Hugh Laurie, que encarna sin convicción a un villano de manual. La historia del personaje de Cassidy, Athena, es la mejor lograda dentro de una trama que nunca logra tener su propia lógica y que está llena de vacíos narrativos, como las verdaderas razones de la expulsión de Walker de aquel mundo secreto o qué es lo que hace tan inteligente a Casey.
No faltan los momentos emocionantes en “Tomorrowland”, como la secuencia en que el niño Walker logra que su mochila voladora funcione, o aquella en que los personajes descubren un raro secreto en París, pero parecen aislados en una trama que al final podría resumirse en otra frase ingenua: el pesimismo es el que no nos permite encontrar soluciones. ¿A qué? No queda claro. Esta vez Brad Bird no logra estar a la altura de su obra previa y su defensa de los soñadores no pasa de ser una versión cara de esas parábolas tontas que nos cuentan todos los días en 10 diapositivas.