Ir al Centro de Medellín en días soleados y veraniegos quema. El sector tiene una temperatura al menos 2°C mayor a la de sitios cercanos por el efecto isla de calor y otras situaciones que también se presentan en otros puntos del Aburrá.
Se observa al comparar los datos de las estaciones de El Volador y el Museo de Antioquia. Es una diferencia apreciable, que se siente más bajo condiciones de temperatura y humedad altas.
En la Facultad de Minas, un grupo de investigadores trabaja los temas de Meteorología Urbana y dentro de estos se encuentra la alteración del clima en las ciudades.
Apenas comienzan, dice el profesor José Fernando Jiménez, pero han encontrado información interesante
Las islas de calor son zonas de la ciudad con temperaturas más altas que los alrededores pese a estar cercanas.
En las últimas semanas la ciudad experimentó una ola de calor severo y hay varios aspectos para analizar en Medellín y el Área Metropolitana.
Primero: Si la humedad del aire y la temperatura son altas, dice el profesor, se siente una temperatura mayor a la real, “es percepción de la gente, es del cuerpo”, que necesita más agua y siente más sofoco. Puede haber temperatura de 32°C pero si la humedad es mayor a 80%, “uno puede sentir 41°C, 9° por encima de lo real, es la sensación del cuerpo, hay más sudoración, es algo incómodo”.
En estas últimas semanas ha habido temperatura alta, pero humedad no. ¿Por qué la gente se ha sentido tan molesta? Ha habido además, agrega, poca nubosidad, por lo que es más alta la radiación solar en el suelo. ¿Qué pasa?
En las islas de calor urbano tienen que ver los materiales de las construcciones de edificios e infraestructura que usamos. Por ejemplo, los parques tienden a ser de superficie dura, como Los Deseos, la Luz, La Alpujarra, San Antonio. Eso “es bueno para que se siente la gente, pero desafortunado desde el frescor urbano”.
Los edificios y casas con techo de teja de barro se cargan de energía térmica y al caer el Sol la liberan: las primeras horas de la noche son más calientes en la zona urbana.
“Los materiales de la ciudad son capaces de alterar el clima urbano”, enfatiza.
Dos: Las ciudades tienden a ser más ruidosas, calientes y secas que el vecindario rural por varias razones: diferente humedad del suelo en el campo que en la ciudad. “En esta la humedad de la lluvia escurre rápido. La ciudad es más seca, más cuando se canalizan los caños o se desecan”.
Y se ha observado que los domingos se deforesta más para dar espacio en las casas a los autos. No se considera al árbol como un ecosistema.
Tercero: Las ciudades son lugares de concentración de personas y de gran actividad económica. Hay muchos motores de vehículos, queman energía fósil y una parte de ese combustible se convierte en energía térmica que calienta el aire.
Esto se aprecia en el Centro, en ciertos puntos en los alrededores del río, hacia el sur en Guayabal y a La Estrella en zonas de bodegas. “Son corredores viales muy calientes”.
Los barrios del norte son más calientes, por su bajísimo número de árboles. Son más verdes Prado Centro, partes de El Poblado y Laureles, alrededores de El Volador en el corredor hasta el Jardín Botánico. El análisis de imágenes de satélite muestra el centro como zona más caliente, baja un poco de ahí al sur, pero luego sube.
El investigador recordó que en muchas partes ya hacen más frescas las ciudades con humedales, cobertura verde y parques verdes.
Hoy el grupo instala equipos para tener mejores datos.