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En La Divisa, barrio de la comuna 13, temen que la pérdida total de una vía los ponga a hacer un “tour completo por Medellín”. En la zona ya perdieron la cuenta de los meses que ajusta un boquete que se comió un carril y resultó en un vacío de cinco metros. Algunos dicen que tres, unos que dos y otros que uno. Lo importante es que la falla no se ha atendido y un colegio, en conjunto con cuatro barrios, están afectados.
Margarita Múnera, comerciante que lleva 25 años en el sector, cuenta que un aguacero fue el causante de la pérdida de la banca. “Llovió muy horrible. Eso fue hace dos meses. Cuando menos pensamos, en la mañana, apareció una grieta. Vi eso reventado y le dije a mi esposo: uy, Joel, qué le pasaría a la carretera”, cuenta. Bastaron segundos para que la mitad de la vía desapareciera. “Se asomó por la ventana y ya se había hundido”.
Por el sector transitan buses, camiones pesados —como volquetas y el recolector de basuras—, motos y ciudadanos a pie. El corredor, entre tanto, cede: dicen los habitantes de La Divisa que el desprendimiento ha avanzado un metro desde que se registró. Si la vía termina de irse, las comunidades de los barrios Las Margaritas, Vallejuelos, El Olaya y Blanquizal perderían su ruta de acceso más directa.
“Vinieron de la administración y pusieron unas barreras plásticas, pero eso también se fue al vacío. Nos vamos a quedar sin vía. Esto por acá no se había visto”, dice Margarita. Desde el colegio Corferrini entregan el mismo parte: la afectación taponó un camino veredal por donde los muchachos llegaban a estudiar, por lo que ahora ponen su vida en riesgo al transitar en lo que queda de vía.
El drama de un colegio
Gilberto, un conductor que transporta a quienes llegan a la estación San Javier del metro y luego deben trepar hasta estas lomas, cuenta que la situación ajusta meses. “Esto está muy peligroso para los carros grandes. Hay unos que suben muy cargados, como las rutas del metro. Tanta gente pa’ arriba. No se le haga raro que cuando un bus vaya pasando esto se derrumbe”, afirma.
Dice Gilberto que la vía no solo conecta a cinco barrios. También lleva hasta el sector El Cristo, a Calasanz, en el descenso, al resto del centro de la ciudad y a la avenida 80. “Por acá se tira pa’ el sur, el centro, pa’ todos lados. Hay otra vía pero es más enredada. Esta es la más buena”, agrega.
En esto concuerda Eliana Espinosa, profesora del colegio Corferrini, quien cuenta que si no le meten mano a la vía los trayectos que hacen maestros, estudiantes y comunidad en general podrían aumentar hasta en una hora. Habría que descender, buscar la zona céntrica de la comuna y volver a subir. “De aquí para arriba todos se quedarían sin transporte público. Seríamos muchísimos los perjudicados. El riesgo es alto: la zona es demasiado transitada”, expone.
El drama también lo padecen los estudiantes. Lunnerjerlyn Cazorla, una alumna de grado octavo, expone que muchos de sus compañeros llegaban hasta el colegio a través de un camino labrado por un terreno que limita con la vía. “Da mucho miedo. A veces los niños salen corriendo por esa calle. Menos mal no ha pasado nada. Ojalá el gobierno nos ayude”, dice.
El relato lo completa la rectora de la institución, Luz Dary Chavarría, quien detalla que de los 650 estudiantes que cursan estudios en el colegio, cerca de 70 se han visto directamente afectados por la situación. La planta física, sin embargo, no está en riesgo. El padecimiento es por la movilidad y el bienestar de los estudiantes. “La tierra se ha seguido moviendo. El camino también se movió. Tenemos niños que viven en El Olaya, Blanquizal y por el sector de El Cristo. Ahora vienen a estudiar por el carril que queda”, dice.
¿Y las respuestas?
El dolor de cabeza, agrega la rectora, es que las soluciones no se han visto. “Ha venido mucha gente, pero no más, hasta ahí. ¿Qué han hecho? Nada. Como institución, no nos afecta directamente, sino a la comunidad en general. Cualquier niño, cuando esté caminando por ahí, podría irse a ese hueco. Hacemos un llamado para que se intervenga la vía”, dice.
La Alcaldía, pese a ser consultada por este diario, no compartió respuesta alguna previo al cierre de esta edición. En La Divisa y sus barrios vecinos esperan que cuando la administración tome acciones no sea demasiado tarde. No basta, dicen, con enviar funcionarios a observar la pérdida de la vía. No quieren embarcarse en un “tour completo por Medellín” para transitar por su propia comuna.