La ocasión hace al ladrón y eso lo tienen claro los amigos de lo ajeno cuyo foco son los establecimientos de entretenimiento como bares, discotecas y restaurantes, que este año ha sido víctimas de robos, tanto sus clientes como los locales.
En Medellín la acción de los cacos, según las autoridades, se ha concentrado en sectores como El Poblado, Laureles y el Centro. A EL COLOMBIANO han llegado denuncias de comerciantes de zonas rosa como la avenida Jardín, en Laureles, y Provenza, en El Poblado, que piden más acción de la Policía para combatir a los delincuentes y prevenir que se presenten los hechos.
En la carrera 34, en Provenza, la empleada de un restaurante bar denuncia un hecho insólito: en una misma noche el local fue robado tres veces. “Fue en los días de la pandemia, el local estaba solo, un tipo se metió y se llevó botellas de licor; las cámaras mostraron que más tarde volvió a entrar por más y después lo hizo de nuevo, ese día se llevó hasta los cubiertos”.
Alba Ocampo, quien entrega el testimonio, también narra que al local contiguo, donde funcionan unas oficinas, se metieron dos veces: “En la primera se llevaron cinco computadores y en la segunda dos”. Ante la situación, su establecimiento contrató vigilancia 24 horas toda la semana.
En la misma cuadra, el dueño de un local denuncia que el pasado 31 de julio, un sujeto se metió por el techo a robar y por poco logra su objetivo: “Eran como las 5:00 a.m., dañó computadores, la caja y alcanzó a empacar una caneca con licores, pero se activó la alarma y la Policía lo capturó”, narra el comerciante. Relata que en el confinamiento otro sujeto ingresó al local forzando una ventana, pero solo se llevó un celular. Y muestra en su video en el que se observa como a otro local ingresa un sujeto y con un arma de fuego intimida a los clientes y les roba tres celulares y una cadena. Con este botín salió y se subió a una moto que lo esperaba afuera. Pide que no se divulgue el nombre del negocio.
En la zona hay policías de manera constante, pero no son suficientes, “porque también hay venta de drogas y cosquilleros y se hace difícil para la autoridad”.
Los comerciantes tienen un grupo de WhatsApp con la Policía, donde reportan cada caso. Y de su cuenta pagan vigilancia privada, lo que les ha traído más seguridad.