La preocupación por nuevos embates del invierno se mantiene en San Antonio de Prado por cuenta de otros puntos que revisten riesgo de derrumbes en ese corregimiento, ubicado en el Suroccidente de Medellín.
En un oficio redactado por la Secretaría de Infraestructura de Medellín, dirigido a la junta administradora de esa localidad, esa dependencia documentó afectaciones en veredas como La Florida, Potrerito, Yarumalito, La Verde, entre otras.
En la vereda La Florida, según se lee en ese documento con fecha del 6 de julio, hay alerta por el “deslizamiento” de un “muro en cimentación superficial” ubicado sobre la calle 5D con la carrera 14, en donde la vía también ha registrado afectaciones parciales. En esa zona, precisó Infraestructura, también se evidencian “cicatrices de movimientos antiguos en el talud”.
En la vereda Potrerito, el riesgo sigue latente por cuenta de una serie de grietas y un escarpe (declive en el terreno) en el ramal 2 de la vía de ese territorio, de una extensión de 1,5 metros. Ocasionado por un movimiento en masa, la situación ya ha afectado a una vivienda ubicada cerca a esa carretera y ha comprometido un pedazo de la misma.
“(...) No se encuentra ninguna vivienda incomunicada, ya que se puede acceder al punto por los dos costados desde la vía a Heliconia y por la vía vereda Potrerito desde la calle 41 sur”, se registró en ese oficio, en el que se menciona la presencia de aguas residuales provenientes desde un “talud superior” en este último sitio.
En la vereda La Verde, Infraestructura también registró un “movimiento en masa de gran magnitud” a la altura de la carrera 6 este.
“(...) Se evidencia asentamientos en el predio adyacente a la vía, grietas de tracción sobre el terreno y desgarres en el talud izquierdo aguas abajo de la quebrada. Se ha presentado pérdida parcial de la calzada. Se observa presencia de agua de escorrentía de la vía descargando en el sitio del deslizamiento, incrementando su inestabilidad”, se lee en el informe.
En materia de carreteras, la dependencia señaló estar estudiando afectaciones en la vía Heliconia, afectada por un deslizamiento y una “pérdida parcial de la calzada”; y también en la vía Astillero, en la que “se encontraron pequeños deslizamientos, material orgánico y árboles sobre la vía”.
Mientras en el caso de la vía Heliconia la Alcaldía señaló que el corredor es del orden departamental y su mantenimiento le corresponde a la Gobernación de Antioquia, en la vía Astillero se aludió a un problema administrativo para efectuar una intervención, señalando que la Alcaldía no cuenta con un “título” o una “escritura que acredite” su pertenencia al Municipio.
“Actualmente desde la Secretaría de Infraestructura Física se adelantan gestiones con las distintas dependencias coligadas en el proceso con el fin de buscar los recursos necesarios para su intervención”, añadió la administración municipal.
Al final del documento, Infraestructura descartó aquel 6 de julio la declaratoria de la urgencia manifiesta, pese a ser uno de los pedidos centrales formulados por la comunidad.
Tras cumplirse cinco días del derrumbe en el sector de Santa Rita, las responsabilidades por las alertas que formuló la comunidad desde hace más de tres meses volvieron a generar controversia, luego de que el alcalde Daniel Quintero insistiera en una versión entregada por el Departamento de Gestión del Riesgo de Medellín (Dagrd), en la que la entidad aseguró que la emergencia no se produjo en las grietas reportadas por la comunidad.
Tal como lo contó EL COLOMBIANO el pasado sábado 16 de julio, desde el pasado 7 de abril un líder de San Antonio de Prado ya había radicado ante el despacho de la directora del Dagrd, Laura Cristina Duarte Osorio, una carta pidiendo el envío de expertos de esa entidad para evitar una tragedia.
“Le solicitamos desde su despacho promueva la urgencia manifiesta (...) y buscar los recursos en diferentes secretarías, entidades descentralizadas para atender y realizar las obras necesarias y así evitar posibles catástrofes, enviar personal técnico idóneo como geólogos, promotor social y ingeniero (sic) para dar los pronósticos a nivel humano y de infraestructura y sus soluciones”, se lee en la comunicación, que alude a riesgos en veredas como La Verde y sectores como El Vergel, Los Rieles, Mi Casita y Santa Rita, este último en donde sucedió el derrumbe.
“Algunos ciudadanos habían hecho alertas sobre algunos puntos de la montaña, pero no en ese punto de manera particular. No es cierto (...) que sobre ese punto se tenía alerta de grietas. Por el contrario, sobre ese punto no había ninguna alerta de forma particular”, expresó el alcalde Quintero.
Esta misma versión ya había sido entregada por el Dagrd el pasado viernes 15 de julio, a través de un comunicado de prensa en el que aseguró que “el movimiento que generó la emergencia” se había presentado “en la parte alta de la ladera” y que los propietarios del terreno en el que ocurrió el movimiento “no habían reportado la existencia de rasgos indicadores de procesos de inestabilidad”.
Contrario a la versión oficial, varios habitantes del sector conocido como Los Mellizos, ubicado en el costado norte del sitio del derrumbe, relataron que desde hace varias semanas la comunidad estaba preocupada por la aparición de grietas de más de dos metros ubicadas en el sitio del derrumbe.
De acuerdo con esos testimonios, la compañía de bomberos que visitó el lugar el pasado 21 de junio sí recorrió la parte alta de la montaña y justamente, tras sus observaciones, había solicitado al Dagrd el envío de un equipo de expertos que nunca llegó para evaluar la situación en profundidad.
“Se reporta por el 123 y por la compañía B, la existencia de un deslizamiento que comprometería la quebrada Doña María (...), se realiza amplio recorrido y se determinan grietas en el área de entre 2 y 3 metros. Se encuentra que el terreno ha bajado mucho, ha derribado un árbol, pero no alcanza a llegar a la quebrada Doña María”, quedó consignado en las minutas elaboradas por los bomberos, en las que se menciona explícitamente un recorrido que partió desde el barrio Santa Rita.
Así mismo, tal como puede cotejarse en varias fotografías áreas que fueron captadas en el sitio del derrumbe, en el costado sur del mismo aún logra observarse una grieta adyacente e interrumpida por el desprendimiento, que coincide con las señalada por la comunidad.
Soledad Betancur, una de las habitantes consultadas y que atestiguó el represamiento de la quebrada Doña María, rechazó por su parte la versión del entregada por el alcalde ayer y sostuvo que las alertas de la comunidad sí estaban sobre el sitio del desastre.
“Yo soy una de las ciudadanas que llamé al 123 e informé de lo que estaba sucediendo y le mostré a los señores bomberos cuando vinieron a hacer la visita que había una abertura muy grande y unas grietas muy grandes en el sector”, expresó la mujer, enfatizando en que fue una de las ciudadanas que pidió el envío de un geólogo para revisar la situación.
“Nosotros no estábamos pidiendo detener el derrumbe, sino hacer un diagnóstico. Al menos hubiéramos evitado la muerte de dos personas”, expresó por su parte Carlos Arturo Quiceno, quien desde abril fue uno de los líderes que venía tocando puertas en diversos despachos en la Alcaldía.