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El miércoles de esta semana se reportó el primer caso positivo para la covid-19 en el municipio de Andes, ante lo cual las autoridades decidieron aislar de manera preventiva a 15 trabajadores del hospital San Rafael, entre médicos y enfermeros.
Aunque muchos consiguieron un lugar donde permanecer en aislamiento por 14 días, tres de ellos, con apoyo de la dueña de un apartamento en el barrio Altos de San Mateo, se instalaron en esta vivienda que tenía las facilidades para sus labores. No obstante, en actos de discriminación e intolerancia, algunos vecinos comenzaron a quejarse ya pedir la salida de estas personas del sector.
El alcalde Carlos Alberto Osorio rechazó el acto y tildó de irresponsables a las personas que, incluso por redes sociales, comenzaron a hostigar a los trabajadores de la salud para que se fueran del barrio y que finalmente lograron su cometido.
“No era la manera de tratarlos, ellos necesitan respeto y de nuestro acompañamiento. Ojalá que no tengan que ir al hospital (quienes pidieron su expulsión del barrio) para que los atiendan”, expresó el mandatario.
Osorio agregó que solo se trata de un aislamiento preventivo, lo cual no significa que estén contagiados y no hay personal más capacitado que quienes trabajan en un hospital para saber las medidas de seguridad que implica la presencia de un virus.
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El alcalde anotó que se vendrán días más complejos porque tras la aparición del primer caso van a presentarse más casos en el municipio, y “justamente por eso necesitamos respeto hacia esas personas que están dando su vida para proteger la nuestra”.
Carlos Arroyave, gerente del hospital de Andes, agregó que el pasado miércoles se tomó la decisión de aislar a los 15 trabajadores de manera preventiva. Agradeció el apoyo de los vecinos que sí defendieron a los tres auxiliares de enfermería que llegaron al apartamento en el barrio Altos de San Mateo y pidieron que no se los llevaran.
“Muchos defendieron al personal, pero ya habían recibido demasiada presión y prefirieron salir”, reveló el gerente.
La salida de los tres trabajadores se dio este jueves y estuvo acompañada por la fuerza pública, para evitar que se presentara alguna alteración al orden público, pero no significa que la Policía tuviera la misión de expulsarlos del barrio, explicó el alcalde Osorio.
El gerente Arroyave exigió respeto a la comunidad y reiteró que lo ocurrido fue un “acto discriminatorio contra esas personas que están dispuestas a atendernos cuando estamos enfermos. Eso no puede volver a ocurrir, fue un acto de intolerancia”.