El material que revolucionó al mundo durante el siglo XX, retrocede sus pasos en el Valle de Aburrá.
La Gobernación de Antioquia, la Alcaldía de Itagüí, la Universidad CES y, recientemente, la Universidad de Antioquia (U. de A.), son algunas de las instituciones que han adoptado medidas de restricción a los plásticos de un solo uso, para utilizar, en su lugar, alternativas con menor impacto ambiental. También municipios como Guatapé, Urrao y El Santuario están en esa línea.
Pitillos, vasos, mezcladores, platos, botellas y cubiertos de plástico están desapareciendo para darles paso a alternativas como cubiertos de madera, platos de papel, botellas hechas con fécula de maíz o vasos elaborados a partir de fibras de hortalizas y frutas.
¿Cómo está el mercado?
Encontrar utensilios biodegradables que cumplan las mismas funciones de los convencionales de plástico, a precios asequibles, no ha sido tarea fácil.
Liliana Ochoa, directora de Bienestar Universitario de la U. de A., explicó que, cuando empezaron a adoptarse las primeras medidas de reemplazo, no contaban con suficientes proveedores. Los implementos que se conseguían, por ejemplo, perdían la forma con líquidos calientes o las tapas no eran suficientemente resistentes.
“Después de muchas pruebas y ensayos seleccionamos cuatro proveedores que cumplen con los requisitos. En el 2015 solo había un proveedor en Medellín. Ahora la oferta ha aumentado y la variedad: vasos más grandes, contenedores y mezcladores”, señaló Juan Carlos Valencia, jefe del Departamento de Desarrollo Humano de la U. de A. en un comunicado de la institución.
El mismo proceso lo realizó la Universidad CES que, desde 2018, ha logrado reunir a 25 proveedores capaces de abastecer la oferta alimenticia de la institución, con resultados significativos: en un año ha logrado reducir en un 89 % la producción de residuos plásticos (unos 500 kilos) como aseguró Tatiana Molina, jefe de la Oficina de Sostenibilidad de la Universidad CES.
Mecato: aún sin resolver
Aunque los residuos plásticos se han visto disminuidos en niveles importantes, hay una zona gris que aún no está resuelta: los empaques de alimentos previamente preparados como papas, galletas y mecato, en general.
Las bolsas de polipropileno (papel metalizado) que envuelven este tipo de productos siguen siendo utilizadas y desechadas día tras día.
“Los empaques de papel metalizado no entraron en nuestra política porque no podríamos reemplazarlos. Lo mismo ocurre, por ejemplo, con los vasos plásticos de los yogures”, aseguró Molina.
Con esto concuerda Ochoa, quien explica que el reemplazo de esos productos ha estado relegado para etapas posteriores del plan de sustitución, debido a que, aunque se han identificado algunos proveedores, los costos son mucho mayores y adquirirlos sería, por ahora, inviable para las cafeterías de la Universidad.
¿Quién asume los costos?
“Mientras un vaso biodegradable podía costar $ 140, el vaso de plástico costaba $ 17”, evidenció Valencia, en el comunicado de la U. de A., cuando se refirió a que la adaptación a los nuevos precios fue una de las principales dificultades a la hora de implementar la medida.
Tanto la U. de A. como la U. CES regulan los precios de los productos que se ofrecen en las instituciones, y dichos topes debieron modificarse para ajustarlos a los costos que implica servir en materiales biodegradables.
“Una parte la asume el estudiante y otra la asume el establecimiento”, explicó Molina sobre la dinámica del CES. Por su parte, Ochoa afirmó que, en la U. de A., el incremento en el costo lo asume el estudiante.
Adiós a los desechables
En ambos casos, el incremento en el valor de los alimentos está siendo pensado como un mecanismo para desestimular el uso de desechables, más allá de que sean biodegradables o no.
“Lo que buscamos, en realidad, es que cada estudiante traiga su propio vaso, su propia botella y sus propios cubiertos desde casa”, explicó Ochoa.
“Desde que iniciamos este periodo de transición, está establecido en la resolución que, quien vaya a solicitar material desechable de un solo uso, debe pagar más. Todo esto, claro, acompañado con una labor de sensibilización de la que, hasta ahora, hemos obtenido muy buenos frutos” .