Al lado de la histórica capilla en la que hace 266 años la señora Javiera Londoño realizó la primera liberación masiva de esclavos en Colombia (y quizá en todo Latinoamérica) pende una “amenaza amarilla” que de concretarse pondría en riesgo la bicentenaria estructura.
El 22 de febrero de 2022 llegó a la Secretaría de Hábitat de El Retiro una solicitud de licencia para erigir una estructura de tres pisos que contendría cinco apartamentos y un local comercial. El asunto es que la futura construcción se realizaría al lado de la capilla San José Obrero, templo construido en 1733.
La estructura, de pulcras paredes blancas —hechas con adobe cocido, piedra y argamasa— y techo de madera lacado contiene en su interior dos colecciones de cuadros en arte quiteño y español de más de dos siglos, así como figuras religiosas que datan de la colonia y que convierten este espacio en un bien de interés histórico y cultural que, con la realización de la construcción, estaría en riesgo.
Según Jeison Aristizábal González, sacerdote del San José Obrero, aparte del riesgo que conlleva para la estabilidad de la estructura, la nueva construcción traería problemas a la iluminación de la iglesia, pues esta se logra a través de centenarios vitrales artísticos que quedarían obstruidos.
Defensa laica y creyente
Independiente de su credo religioso, la comunidad de El Retiro ha mostrado rechazo a la construcción.
“Aparte de nosotros, muchas personas e instituciones creyentes y no creyentes dicen no querer la nueva edificación. De hecho, hay una carta radicada en la Alcaldía con más de 1.200 firmas de ciudadanos con su opinión sobre el tema”, agregó Aristizábal.
El párroco señaló que ha hecho todo lo posible por conjurar el trago amargo que pende sobre la capilla. También dijo que no se ha sentido solo en la dura tarea que le ha tocado lidiar y que en la defensa del templo (en la que lo apoyan casi 5.000 feligreses) cuenta también con la Diócesis de Sonsón - Rionegro y de su obispo Fidel León Cadavid.
“De toda la comunidad parroquial no he escuchado el primer comentario a favor de la construcción. Los que están a favor son los nuevos dueños de la casa, obviamente, pero que no son guarceños sino unos particulares de Medellín y que compraron la casa vecina buscando una inversión”, explicó.
Para el alcalde de El Retiro, Nólber Bedoya, lo ocurrido con la parroquia de San José Obrero, Casa Enzo y más recientemente con la Hacienda Fizebad, donde se rumoró que se construirían 550 apartamentos, son un campanazo de alerta sobre el crecimiento desbordado del urbanismo en este municipio del Oriente tras la pandemia y que ha puesto en riesgo su arquitectura republicana, su medio ambiente y, sobre todo, el estilo de vida “pueblerino” de El Retiro.
Bedoya indicó que según las proyecciones hechas en 2013, para 2030 El Retiro tendría 12.000 unidades habitaciones, pero en 2022 estas ya alcanzaron la cifra de 13.000.
Aún no hay autorización
Bedoya también fue enfático en aclarar que el aviso amarillo puesto al lado de San José Obrero no es bajo ninguna circunstancia un otorgamiento de una licencia de construcción, sino una solicitud que aún se encuentra en estudio.
“Nuestro objetivo es salvaguardar y custodiar los bienes de interés cultural, arquitectónico e histórico del municipio. Por ello, desde el 7 de enero de 2022 rige el decreto 016 de Protección al Patrimonio Arquitectónico dentro del área urbana de El Retiro. Como el decreto se expidió antes presentarse la solicitud de la construcción al n lado de la iglesia, este cobijaría al templo” dijo Bedoya.
Por ahora, los feligreses de San José Obrero esperan el veredicto de la Secretaría de Hábitat que, a inicios de mayo, decidirá si se realiza o no la obra que podría dejar a El Retiro y al continente sin la cuna de la libertad.
