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En la casa de Doni Pérez, vereda Buga corregimiento Altavista, el olor a tierra y legumbres se cuela a las habitaciones e invade cada rincón de este espacio donde ella halló un lugar que le recuerda de dónde viene.
“Nací en Urabá y mi papá siempre cultivaba, hace treinta años vine a Medellín y creí que iba a perder ese arraigo, pero gracias a Dios acá lo encontré y le digo que soy muy feliz con mi hija”, comenta Doni, una señora de 50 años y beneficiaria de los programas de seguridad alimentaria de la alcaldía de Medellín, que se ejecutan en los corregimientos a través de granjas.
La casa de Doni tiene un terreno de unos cien metros en los que ella cultiva fríjol, maíz, cebolla, repollo, acelga, cilantro, ají, tomates, zanahoria y remolacha, entre otros productos, con semillas que le proporciona la alcaldía desde la Secretaría de Inclusión Social y Familia.
Con esta dotación, su vivienda le provee sus propios alimentos de manera constante, pues a medida que va cosechando, va cultivando, y siempre hay cultivos para coger. Este programa tiene un gran avance en el corregimiento San Cristóbal y acaba de iniciarse en el corregimiento San Antonio de Prado, donde unas 200 familias recibieron semillas nativas o criollas e insumos para sembrar dentro del programa huertas para autoconsumo.
La estrategia también beneficia a productores locales, tenderos, instituciones educativas y colectivos comunitarios del territorio. En San Antonio se avanza en labores de limpieza, preparación del terreno y montaje de camas para siembra.
Aunque Doni enumeró unos diez productos, el plan está diseñado para cultivar más de 30 especies. Las familias también producirán semillas y plántulas, con predominio de nativas y criollas, generarán abonos orgánicos y elaborarán biopreparados para entregar a la comunidad beneficiaria. La variedad incluye diversas especies de fríjol y arveja, así como habichuela blanca y café; o maíz blanco, amarillo y morado, entre otros.
En San Cristóbal, la granja se puso en marcha en 2020 y ha beneficiado a otros 200 hogares y a 20 instituciones con la entrega de semillas y 2.000 plántulas de diversas especies vegetales, como zanahoria, pepino, cilantro, remolacha, acelga, rábano, lechuga, tomate, albahaca, mostaza, zucchini o calabacín, ají y pimentón, entre otras plantas aromáticas y medicinales. De esta provienen las semillas entregadas a Doni, de Altavista.
“Este programa es un ahorro, porque no tenemos que comprar los productos, además es salud, porque son cultivos orgánicos, y es una terapia, porque uno meterse a la huerta, cultivar y coger los productos es muy relajante”, añade Doni.
El subsecretario de Grupos Poblacionales de la Secretaría de Inclusión, Juan Daniel Pulgarín, subraya que el proyecto de Ecociudad busca que todas las personas de Medellín tengan acceso a alimentos variados y saludables: “Estas granjas son eslabones en una cadena de producción sostenible en la que ganan todos, desde la familia que decide tener la huerta casera hasta el campesino y el comerciante de barrio que pueden hacer transacciones justas de productos”, manifiesta.
Las semillas producidas son resistentes a las plagas y necesitan menos nutrientes y menos agrotóxicos, lo que genera más rentabilidad para los productores
Periodista egresado de UPB con especialización en literatura Universidad de Medellín. El paisaje alucinante, poesía. Premios de Periodismo Siemens y Colprensa, y Rey de España colectivos. Especialidad, crónicas.